EL MUNDO – 21/07/14
· Al final tenía que suceder. Después de tantos desencuentros, de tantas tensiones, de tantos amagos, de tantos paseos por el abismo, de tantos ultimátums salvados por la campana, tenía que suceder y ha sucedido.
· Josep Antoni Duran Lleida dejará hoy la Secretaría General de Convergència i Unió por la deriva independentista impulsada por Artur Mas.
Alejado del presidente del Govern por la vía soberanista iniciada por éste, la gota que colmó el vaso de su paciencia fue la abstención que ordenó Mas en la votación sobre la abdicación del Rey Juan Carlos y el posterior numerito del presidente de la Generalitat de no aplaudir a Felipe VI en su proclamación.
Duran Lleida se hizo fuerte en Unió cuando Jordi Pujol le utilizó para ningunear a Miquel Roca. Duran ejerció, desde entonces, un liderazgo personalísimo de su partido basado en tres ejes: la influencia en Cataluña le aseguraba influencia en Madrid; la influencia en Madrid, en escenarios sin mayoría absoluta, le servía para obtener logros para Cataluña, y la amenaza de su escisión, que siempre aterrorizó tanto a Pujol como a Mas, le sirvió y le ha servido hasta hoy para que Unió estuviera siempre sobrerrepresentada tanto en las listas electorales de CiU como en el reparto de recursos–por decirlo suave– que la federación es capaz de generar –por decirlo más suave todavía–.
Todo ello se ha desmoronado en muy poco tiempo. Menos de dos años. Desde que Mas adelantó en 2012 las elecciones creyendo que la manifestación de la Diada le daría una incontestable mayoría absoluta, la grieta con Duran empezó a ser insalvable. Mas se puso a disposición de ERC, que es el partido que, de un modo más extremo, puede horrorizar a Duran.
La máxima tensión llegó cuando Mas le propuso concurrir por separado a las últimas elecciones europeas. El president pretendía explorar las posibilidades de presentarse conjuntamente con ERC. Duran le advirtió de que aquello significaría la rotura definitiva con Convergència y Mas prefirió no renunciar a su principal aliado, poniendo finalmente a su aparato mediático a culpar al «egoísmo» de ERC de no querer llegar a un acuerdo.
La deriva independentista de Convergència ha ido arrinconando a Duran, que no participa de las decisiones estratégicas de Mas y de las que simplemente es informado en sus despachos habituales con el president.
De su pérdida de peso en Cataluña pronto se dieron cuenta en Madrid, donde todo el mundo pasó a necesitarle menos y a hacerle menos caso. En el contexto de la mayoría absoluta del Partido Popular, su margen para maniobrar es francamente escaso. Además, ya no controla Unió del modo personalísimo en que solía hacerlo. Ramon Espadaler, conseller del Interior de la Generalitat y quien hoy le sucederá en la Secretaría General de CiU, es abiertamente independentista. Es el presidente del Consejo Nacional de Unió y, si a alguien tuviera que apoyar en la disputa entre Mas y Duran, se inclinaría sin lugar a dudas por Mas y por su causa. Por tanto, Duran rompe con Convergència pero está por ver qué parte de Unió le sigue.
El propio Duran explicó a EL MUNDO que es muy consciente de que el grueso de la base de su partido es claramente soberanista y que en su cúpula cada vez hay más voces que son partidarias de este camino. Es cierto que Duran tiene éxito en el segmento catalanista pero no independentista del centro derecha catalán, pero también lo es que nunca ha cosechado buenos resultados cuando ha sido el candidato y que siempre ha tenido dificultades físicas para aguantar la presión de una campaña.
Hoy empieza la ruptura de Duran con Convergència. Dos incógnitas son primordiales. La primera, si también Unió romperá con CDC, aunque todo parece indicar que Duran tendrá que emprender su aventura en solitario. Y la segunda es precisamente la suerte que correrá está aventura: si Duran finalmente se presentará como alternativa al secesionismo de Mas y, en caso de presentarse, si obtendrá los diputados suficientes para dejar al independentismo en minoría, que es su gran y único objetivo.
EL MUNDO – 21/07/14