Santiago González, EL MUNDO, 9/7/11
Precedentes: Desde que hace dos años y cuatro meses, Ezker Batua quedó reducida a un estado prácticamente extraparlamentario, los hombres y mujeres de Javi Madrazo no han dado una a derechas.
El candidato del PNV ha visto quebrarse sus expectativas. Pónganse en su lugar: si hace cuatro años, siendo el tercer partido del territorio, se alzó con la Presidencia, cómo no albergar ilusiones, ahora que se había convertido en la segunda fuerza y el PSE había pasado a ocupar la cuarta.
Decíamos ayer, en sentido estricto, no con la imagen temporal de fray Luis, que las dos junteras de Ezker Batua eran el fiel de la balanza. Si se sumaban a la alianza PNV+Bildu harían diputado general a Agirre. Si se abstenían o votaban a su propia candidata, saldría elegido el del PP con apoyo del PSE.
Como ya sabrán, las chicas de EB se autovotaron, pero, ah, la pureza ideológica de la izquierda, se desvincularon del resultado de su acción. Lo hicieron, sí, pero no para que gobernara el PP, sino para promover un gobierno de izquierdas contra el PNV, integrado por Bildu, el PSE y ellas mismas.
Sorprendente por varias razones: esa alianza sumaba 22 escaños frente a los 39 del PP y el PNV. En segundo lugar, hace falta vivir en Disneylandia para creer que el PSE iba a dar a Bildu su segunda Diputación Foral, al ser la opción más votada de las tres. Doblemente suicida: por imperdonable, y porque obligaría al PP a acabar con la mayoría parlamentaria de Patxi López. Sorprende, en fin, que si su objetivo era forjar una alianza de izquierdas, empezaran por negociar con el PNV, justamente la derecha a la que querían combatir.
La denuncia del diputado saliente es más verosímil, porque su denuncia, que EB ofrecían sus dos votos a cambio de puestos de trabajo, confiere sentido a los hechos, y las explicaciones de las junteras madracistas, no. Es que no se lo creen ni ellos, y no es una frase hecha. Mikel Arana, coordinador de Ezker Batua, aceptaba tácitamente esa versión, pero es que, Kontxi Bilbao, sector Madrazo también la dio por buena, admitiendo que «alguien» a quien no identificó, propuso «colocar» a miembros de la coalición.
Sin embargo opina que la denuncia de Agirre fue «una salida de tono», porque cambiar apoyos políticos por puestos de trabajo no es ilegal y lo hacen todos. Aunque esto sea así, fue una gran equivocación del negociador por su cuenta cuyo nombre no digo, y que se enfrenta a medidas graves, pero clandestinas.
Este es el nivel, la ética y la estética de una fuerza política en demolición, pero, sobre todo, su fuerza argumental, la inteligencia. Quien apoyó durante ocho años a Ibarretxe y su famoso plan, ¿qué podría reprocharle a Agirre? ¿su españolidad? Lo malo es que les va a resultar difícil cobrarse la contrapartida. Para empezar, recordarán que Iñaki Azkuna había anunciado su intención de colocar a Julia Madrazo.
Es notorio que el alcalde y sus colaboradores tienen de ella una buena opinión, pero en su partido tiene cola para empleos retribuidos con más de 3.000 euros y tal vez la buena predisposición del alcalde de Bilbao no encuentre un clima adecuado para gestos generosos. Y si ha habido pacto, cada empleo de EB en institución o empresa pública gobernada por el PP va a ser un hecho llamativo para la opinión pública. EB está a punto de persiana. Madrazo, qué planazo.
Santiago González, EL MUNDO, 9/7/11