EE.UU. Empieza a ver el camino

ABC 02/03/17
EDITORIAL

· Trump debe decidir qué «Trump» quiere ser: el reformista capaz de incorporar a los demócratas en consensos básicos o el agitador y temerario. Ayer pareció optar por el primero

EL presidente Donald Trump aprovechó su intervención ante el Congreso de los Estados Unidos para pronunciar el que ha sido su mejor discurso hasta el momento, porque empleó unas formas contenidas, exentas del trazo grueso que utiliza en sus mensajes por las redes sociales, y unos contenidos políticos de gran calado. Sin embargo, el personaje se ha encargado de sembrar dudas desde el primer día de su mandato sobre la autenticidad de sus buenas palabras. Las hubo y pronunciadas con convicción. Trump hizo de la colaboración con los demócratas y de la unión de los ciudadanos de EE.UU. el hilo conductor de su discurso, aligerado de sus proclamas más extremistas contra la inmigración, aunque exhaustivo en la descripción de todo lo que se propone hacer. En Washington están cambiando las cosas y si Trump cumple todo lo que anunció ante representantes y senadores –con proyectos sociales difícilmente rebatibles por los demócratas–, el país vivirá una presidencia transformadora. Para ser creíble, Trump tiene que elegir qué «Trump» quiere ser: si el presidente reformista capaz de incorporar a los demócratas a los consensos básicos que desgranó en educación, defensa, seguridad e inmigración; o si el agitador temerario y polemista que malgasta su tiempo en discusiones tan broncas como dañinas para su imagen y la de su país.

Sin duda, Trump tiene complicado cumplir su propósito de consenso y unidad, porque los demócratas están muy heridos por la derrota de Hillary Clinton, aunque siguen sin asumir los errores que han provocado su revés en las presidenciales y también en las elecciones a la Cámara de Representantes y al Senado, en las que Trump no era candidato. La apuesta de los demócratas por convertir las minorías y la inmigración en señas de identidad fue rechazada en las urnas y sigue entregando a Trump y al Partido Republicano el apoyo mayoritario de la comunidad blanca, pero también de grupos raciales bien asentados. Ahora es necesario asumir que EE.UU. ha decidido variar su rumbo. La frustración demócrata no cambiará el resultado electoral de noviembre pasado. Trump dejó claro que va a cumplir sus promesas: muro en la frontera con México; proteccionismo económico y liberalización de mercados interiores; gasto público en infraestructuras, educación y seguridad; sustitución del plan de seguros médicos aprobado por Obama; inversiones masivas en las Fuerzas Armadas; revisión de la política exterior (respaldo a Israel, advertencia a Irán, ratificación de la OTAN y más gasto militar de los aliados) y lucha sin cuartel contra Daesh. Europa y el resto del mundo tendrán que asumir que las reglas establecidas en 1945 están obsoletas y hay que prepararse para el nuevo tiempo.