ABC – 27/03/15
· Washington exigió la salida de las milicias chiíes antes de bombardear la ciudad.
Aviones estadounidenses participan en los bombardeos de las posiciones de los yihadistas de Estado Islámico (EI) en Tikrit, en un intento de evitar el fracaso de la ofensiva del Ejército iraquí y las milicias chiíes para recuperar la localidad de manos de los terroristas. «Estos ataques están dirigidos a destruir los bastiones del EI con precisión, salvando vidas iraquíes inocentes al tiempo que se minimizan los daños colaterales. Lo que permitirá a las fuerzas iraquíes maniobrar y derrotar al EI en Tikrit», explicó el general James L. Terry, al mando de la operación.
Pero Washington exigió previamente la retirada de las milicias chiíes, en buena parte dirigidas por Irán, y muy temidas por la población suní que ya sufrió en anteriores ocasiones feroces represalias de estas unidades irregulares. Ayer, los bombardeos se concentraron en una serie de palacios presidenciales de Sadam Husein utilizados como cuarteles por los yihadistas. La aportación estadounidense podría alterar la situación sobre el terreno a favor de las tropas gubernamentales iraquíes, que en el último año han lanzado varias ofensivas fallidas para reconquistar Tikrit, a 140 kilómetros al norte de Bagdad. «Cumpliremos la última fase de las operaciones en la provincia de Salahadin, según el plan preparado para limpiarla», declaró ayer el primer ministro iraquí, Haidar Al Abadi.
Pero incluso si las fuerzas gubernamentales logran hacerse con el control de la ciudad, es improbable que sean recibidos como liberadores por sus habitantes, mayoritariamente suníes. El ejército iraquí, compuesto en gran parte por soldados chiíes apoyados por milicias, no ha hecho grandes esfuerzos para ganarse el favor de los civiles durante las operaciones militares, al llevar a cabo bombardeos indiscriminados en los núcleos urbanos de mayoría suní, como Faluya o la propia Tikrit.
Venganzas chiíes
Más dramático fue lo sucedido en la localidad de Amerli, en la región norte del país, que fue asediada por el EI durante varias semanas el pasado verano. En septiembre fue liberada tras una operación conjunta entre el Ejército iraquí, las milicias chiíes y kurdas, la fuerza aérea estadounidense, y una indeterminada participación iraní. Pero, tras la victoria, los milicianos chiíes y las tropas regulares iraquíes quemaron y destruyeron las aldeas de la región, según denunció Human Rights Watch (HRW).
«Testigos y residentes desplazados creen que la destrucción de al menos 47 aldeas suníes fue sistemática y motivada por la venganza, con la intención de alterar la composición demográfica de las provincias tradicionalmente mixtas de Salahaddin y Kirkuk», señala HRW. Con ayuda estadounidense, los avances chiíes en Irak se producen a costa de grandes represalias contra una comunidad suní también castigada de forma colectiva por las atrocidades del Estado Islámico.
ABC – 27/03/15