EL CORREO, 30/9/11
Reprocha al Gobierno que «rechace la ‘marca Euskadi’» pese a que España «es un lastre y un freno» para la economía vasca
A pesar de que el PNV ha hecho del impulso del proceso de paz en Euskadi uno de los ejes centrales de su discurso, Joseba Egibar decidió ayer prescindir de valoraciones de fondo sobre las propuestas del lehendakari en ese terreno y, al margen de su trabajada intervención sobre datos y cifras macroeconómicas, dedicó su tiempo en la tribuna a interpelar a la izquierda abertzale, principal rival de su partido de cara a las elecciones del 20-N. «Están muy perdidos y muy preocupados con Bildu», interpretaban algunos. «Les hemos descolocado», se jactaban los socialistas.
LAS FRASES
El portavoz jeltzale en el Parlamento, que siempre ha defendido la necesidad de que el Gobierno central coadyuve desde su responsabilidad a la consecución de la paz, se mostró ayer distante y hasta desganado. «No voy a entrar a ese debate. Ya tiene usted sus titulares», le dijo a Patxi López. Sólo lo hizo, y de forma superficial, en su turno de réplica, para acusar al lehendakari de suscitar la polémica «recurrente» y «con morbo» del acercamiento de presos para «tapar» el resto de su intervención, que, a su juicio, refleja «irresponsabilidad». Además, consideró que proponer ahora que los reclusos cumplan su pena en prisiones cercanas a su domicilio es tanto como reconocer que la política de dispersión ha sido un «castigo» y preguntó a su interlocutor cómo piensa gestionar esa propuesta «a partir de mañana». La mención se debió no tanto al interés de Egibar en profundizar en la iniciativa de López, sino a que al lehendakari le sentó especialmente mal, y así se lo hizo saber, que le reprochara que hable de pacificación como ejercicio de «escapismo».
Ser humano y dignidad
Egibar dividió su discurso en dos partes: una primera plagada de números y dedicada a desprestigiar la política económica del Gobierno y otra centrada en los pilares, sobre los que, a juicio del PNV, debe asentarse el final definitivo de la violencia. En ese punto, estuvo de acuerdo con López en que la memoria es «totalmente necesaria». Es más, no sólo exigió a ETA que «diga que deja la violencia» sino que dedicó tiempo a glosar el modo en que la banda ha sembrado «de destrucción el conflicto vasco», hasta el punto de despojar al ser humano de su «dignidad» y convertirlo en «un enemigo al que hay que eliminar». Para Egibar, la izquierda abertzale «ha bebido también de esa fuente», por lo que le exigió que haga un «repaso crítico y sincero» de su trayectoria, porque tiene una responsabilidad «especial e intransferible» que atender.
No obstante, Egibar recordó que también hay «otras conductas» que deben «revisarse», en concreto la «estrategia del Estado» para hacer frente a ETA. «Aquí ha habido muchas violencias», subrayó el portavoz jeltzale, que recordó los dos principios que siempre mencionaba Ibarretxe para fijar las bases de la solución del llamado conflicto. Por un lado, un compromiso «ético» que garantice que «ninguna idea o proyecto» se antepondrá nunca a la «dignidad» de las personas; y un compromiso «político y democrático» que asegure que «ninguna idea puede ser vetada en su realización si cuenta con la adhesión de la mayoría de la sociedad». Reprochó a López que hable del «derecho a convivir» para no mencionar el derecho a decidir e insistió en que la propia ONU vincula paz con democracia, lo que implica, dijo, salvaguardar no solo los derechos humanos sino también los derechos colectivos.
En el terreno económico es donde Egibar incidió en la «irresponsabilidad» de López, sobre todo al plantear la lucha contra el fraude. Antes, había dicho que al lehendakari «le pone» ese tema pese a que «no es de su competencia». También le reprochó que rechace «impulsar la marca de país Euskadi» y citó un informe de la agencia de calificación Standard and Poor’s para constatar que España es «un lastre, un freno y un obstáculo» para la economía vasca. También se mostró dispuesto a abordar el debate fiscal, pero exigió el «rigor y la seriedad» que «España no tiene». Lo que sí dejó claro es que considera «perjudicial» centrarlo «en ricos y pobres». Y para terminar lanzó a López una pulla sangrante, al recordarle algunas de sus meteduras de pata más comentadas: «El poema que ha leído sí era de Lete. No era ni de Chillida ni de Arquímedes».
EL CORREO, 30/9/11