- Los golpistas exigen al Supremo que los absuelva tras el arreglo de Sánchez. Ahora solo falta que vuelva el de Waterloo
Cuando Miquel Iceta habló hace unos meses de encontrar “soluciones felices” para los golpistas catalanes, incluido Puigdemont, ni lo hacía en broma ni era tan solo una manera de expresarse. Nada en este hombre es casual. Ese socio indispensable, ahora, antes y mañana, del separatismo que es el PSC siempre ha tenido muy claro que la cacareada solución al mal llamado problema catalán pasa, simplemente, por darles la razón a los que opinan que Cataluña no es España, que tiene derecho a la autodeterminación y que pretenderlo, sea por el método que sea, es lícito e incluso meritorio.
Pues bien, con la modificación del delito de sedición, que deja lo perpetrado por el fugadísimo y su banda en poco menos que una riña entre chiquillos en el patio del colegio por ver quién se queda el bocata de Nocilla, aquellos que se pasaron por la estelada la Constitución, el Estatuto de Autonomía, las garantías jurídicas, las parlamentarias y las democráticas se ven con arrojo para exigir que se les absuelva de todo. Porque, a fin de cuentas, si lo que hicieron se considera ahora como “desórdenes públicos” y la malversación no existe, puesto que ninguno de ellos se llevó el dinero público a su casa para ocultarlo debajo del colchón, ¿de qué me está hablando usted, Señoría?
Es más que posible, que los estelados sean absueltos y, verbigracia, que Oriol Junqueras pueda volverse a presentar como líder de Esquerra en unos próximos comicios autonómicos que, al paso que van Aragonés y sus nonatos presupuestos, igual podrían ser anticipados a finales de este año
Así las cosas, es más que posible, que los estelados sean absueltos y, verbigracia, que Oriol Junqueras pueda volverse a presentar como líder de Esquerra en unos próximos comicios autonómicos que, al paso que van Aragonés y sus nonatos presupuestos, igual podrían ser anticipados a finales de este año o principios del siguiente, dependiendo de cuando convoque Sánchez las generales por aquello de no solapar las dos convocatorias.
Esta derivada supondría que Aragonés perdería su rol protagonista en aras de Junqueras, pero no creo que tenga el menor problema en cederle el sillón. Al actual presidentín esto le ha venido ancho desde el minuto cero y, como decía un buen amigo de Esquerra, malicioso y maripeor, “hemos de estar molt fotuts para acabar teniendo como jefe a este chico”. Aunque, ojito, la absolución también supondría el regreso de los famosos “exiliados” con Puigdemont a la cabeza. ¿Se imaginan ustedes que la broma del héroe del maletero quedara reducida a una multa, siempre recurrible, y poco más? Ítem más, ¿se imaginan a todos esos hiperventilados separatas llevando en volandas a Puigdemont por calles y plazas como si fuera el santo al que todos hacen rogatorias para que llueva? ¿Se imaginan hasta que altura estratosférica levitaría Pilar Rahola?
Vayan haciéndose a la idea, porque dentro de las soluciones felices que prometió Iceta está la de traer de nuevo al chico del flequillo
Pues vayan haciéndose a la idea, porque dentro de las soluciones felices que prometió Iceta está la de traer de nuevo al chico del flequillo y al paso que van estos del gobierno con el asalto al poder judicial no sería de extrañar que en las autonómicas catalanas siguientes compitieran como cabezas de cartel Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Y, aunque nos depararía tardes de gloria a los que comentamos los sucedidos de la cosa pública, no dejaría de ser una tristeza tremenda y una estafa a la democracia. Porque no se trata de perseguir a la idea, sino de perseguir al delincuente y a fe de Dios que, diga lo que diga la ley ad hoc que Sánchez se ha sacado de la manga, ambos cometieron el peor delito posible: traicionar las leyes que prometieron defender y romper en mil pedazos la tierra que tanto dicen amar.
Pero el César Sánchez ha levantado el pulgar desde su trono y ha dicho con voz campanuda “Ego Te Absolvo”. Estos son los mismos que hablan de la derecha fascista y pretenden dar lecciones de democracia. Vaya por Dios.