EL CORREO 26/05/14
· Los resultados en Euskadi agudizan la rivalidad a cara de perro por la hegemonía nacionalista, mientras socialistas y populares se desploman a mínimos históricos
· Podemos se beneficia también del desencanto con el sistema e irrumpe como quinta fuerza vasca
Una izquierda radical que recorta distancias con el PNV –del que le separan cuatro puntos–, incrementa su apoyo en unos 20.000 sufragios respecto a los que obtuvieron las distintas fuerzas agrupadas en Bildu en 2009, no acusa el desgaste de su gestión en Gipuzkoa y logra además una victoria moral al imponerse a los jeltzales si se suman las papeletas de Euskadi y Navarra, donde además fue segunda fuerza por primera vez en su historia. En esa particular fotografía, la alianza Europa de los Pueblos aventajó en más de 5.000 papeletas a la Coalición por Europa que integra a PNV, CiU y Compromiso por Galicia. No obstante, el PNV, como se encargó de publicitar, ganó a Bildu «en el conjunto de los siete territorios vascos» gracias a los 7.000 votos obtenidos en Iparralde, donde EH Bildu no se presentaba. Sin llegar a la sorprendente oleada catalana, el nacionalismo vasco se benefició sin duda del repunte de la participación en Euskadi, que aumentó tres puntos respecto a 2009 hasta situarse en algo más del 45%. En ningún caso, en las cotas dramáticas que auguraban algunas encuestas.
El recuento de papeletas demostró que el PNV ha logrado retener a sus fieles sin problemas y cumplir con creces el objetivo de su coalición con CiU, que alcanzó su techo de tres escaños en Bruselas. De hecho, la formación jeltzale logró un resultado casi idéntico al obtenido en 2009 con 208.000 votos y un porcentaje también casi calcado al de hace cinco años. Si en Sabin Etxea se leen los resultados como un examen parcial cerca ya del ecuador del mandato de Iñigo Urkullu, la valoración puede ser satisfactoria: pese a las estrecheces presupuestarias y los problemas de Euskadi para crear empleo, el PNV se mantiene holgadamente como primera fuerza y no cede un ápice en su poderoso feudo vizcaíno. Eso sí, en el cuartel general jeltzale también tienen motivos para encender luces rojas de alerta, sobre todo en Gipuzkoa, a la espera de constatar cómo encaran los contendientes la pelea y si el PNV contraataca con más soberanismo.
Aunque la ‘foto finish’ europea, siempre mediatizada por la alta abstención y por el voto de castigo, en ningún caso puede extrapolarse a un escenario autonómico, lo cierto es que Joseba Egibar, que había respirado tranquilo en 2012 al igualar en votos a Bildu tras el espectacular resultado que aupó a Martin Garitano a la Diputación guipuzcoana, vuelve a tener problemas al verse superado en más de 15.000 papeletas por la izquierda abertzale a un año de las municipales y forales. EH Bildu es también primera fuerza en Álava, un territorio al que sin duda se aferrará el PP vasco –con su significativo triunfo en Vitoria– para maquillar el varapalo que sufrió ayer en las urnas.
Porque si hubo dos damnificados principales por el 25-M en Euskadi esos fueron socialistas y populares, que acusaron el declive del bipartidismo, el hastío ciudadano –un desencanto que supo rentabilizar de manera sorprendente la plataforma de izquierdas Podemos, convertida de la noche a la mañana en quinta fuerza vasca por encima de Ezker Anitza y UPyD– y el retroceso ya endémico en las últimas citas electorales de los partidos no nacionalistas.
Frente a ellos, que cayeron a mínimos históricos, la marca que personaliza el profesor Pablo Iglesias, habitual tertuliano en debates televisivos, obtuvo un resultado absolutamente inesperado también en Euskadi: nada menos que 52.000 papeletas, a apenas 15.000 sufragios del PP o 10.000 por encima de una Ezker Anitza-Izquierda Unida que mejora mucho sus resultados respecto a los de la Ezker Batua de Javier Madrazo en 2009. La formación de Gorka Maneiro se queda como séptima fuerza, pero puede estar satisfecha al doblar sus apoyos y rozar los 25.000 votos.
Noche dramática
La noche fue especialmente dramática para los socialistas, que vieron reducida a la mitad su cosecha de papeletas en las europeas de 2009 –han perdido casi 100.000 por el camino– y se mantienen como tercera fuerza vasca, pero con un exiguo porcentaje que no llega al 14%. El PSE se sume también en una etapa de reflexión para remontar una crisis que se reflejó ayer en derrotas simbólicas en bastiones tradicionales del socialismo como Portugalete o Eibar, lo que le obliga a renovar su mensaje en Euskadi a las puertas de sus primarias.