Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

El 23 de abril, el PSOE votó en contra de una proposición de ley presentada por ERC que pretendía una financiación singular para Cataluña bajo la forma de un Concierto Económico. La razón, tan escueta como contundente, fue: «No es justo». Dos meses y medio después, durante la campaña de las elecciones catalanas, la vicepresidenta primera aseguró que «no estamos en eso» al referirse a las propuestas de financiación contenidas en los programas de los dos partidos independentistas. Tres meses después, el PSC y ERC alcanzaban con nocturnidad y clamorosa opacidad un acuerdo de contenido muy poco explicado, pero que admitía la salida de Cataluña del sistema de financiación autonómica común y la concesión de un régimen singular y bilateral que incluía elementos significativamente similares a los del Concierto vasco: la recaudación y gestión de todos los impuestos, el pago al Estado de un cupo por los servicios prestados por él y un inconcreto elemento de solidaridad que daba nombre al conjunto ‘Concierto solidario’, aunque su amplitud, duración y condicionantes quedaban a expensas de la exclusiva voluntad de la parte catalana.

La pasada semana, la señora Montero, en su visita a la localidad gaditana de Rota dijo que quien llamara al acuerdo Concierto «mentía y lo sabía». Como era de esperar, ERC brincó del susto y advirtió que si el PSOE no cumplía lo firmado podía olvidarse de la legislatura. Un aviso que fue amplificado por Miriam Nogueras, de Junts, al afirmar que «la legislatura catalana está basada en el engaño». Una definición que Cuca Gamarra, del PP, compartió inmediatamente y esto del engaño volvió a los titulares.

Pedro Sánchez ha reposado en agosto y desde su retiro en Lanzarote no ha dicho ni pío. Cedió el protagonismo al ministro de guardia, que esta vez era Jordi Hereu, quien trató de tranquilizar a todos al decir que el PSOE cumplirá al 100% todo lo firmado. Perfecto. Pero ¿nos podría informar de qué es lo que ha firmado y va a cumplir? No lo sabemos porque no lo han contado, pero yo diría que es un papel mágico en el que unos leen un pedazo de Concierto con todos sus atributos, allí donde otros leen una simple mejora en la financiación de Cataluña, eso sí, sin merma ni rasguño alguno para el resto de las autonomías.

Por último, el pasado jueves Josep Borrell, Alto Representante Exterior de la UE, exministro de Hacienda y, probablemente, el socialista que mejor conoce las finanzas catalanas, dijo que lo pactado es un Concierto en toda regla y que no hay que temer a las palabras, en manifiesta oposición a la señora Montero.

¿Es esta una forma de gobernar sensata, coherente y razonable? No. Es un despropósito inadmisible, un vergüenza intolerable y un comportamiento deleznable. Es decir, algo que aprobará sin el menor rubor esa poderosa ‘mayoría social’ que sostiene al Gobierno… pero no es capaz de aprobar ni los Presupuestos.