Enric Hernández, EL PERIODICO, 9/12/11
En la tradición anglosajona, los candidatos a ocupar altos cargos de la Administración se someten, antes de tomar posesión del despacho oficial, a una audiencia pública (‘hearing’) en sede parlamentaria. En estas sesiones, los parlamentarios, depositarios de la soberanía popular, inquieren al aspirante sobre sus obras pasadas y sus proyectos de futuro; no pocas veces el interrogatorio ha abortado el nombramiento del compareciente.
En esta nueva era. –la de globalización de las deudas y la deslocalización de responsabilidades y beneficios–, en este nuevo orden mundial de grandes potencias empobrecidas y sometidas al Gran Banquero Oriental, la sana y democrática costumbre británica del ‘hearing’ ha mudado de piel. Como ha constatado Mariano Rajoy en Marsella, en la Europa de ‘Merkozy’ de poco vale el mandato de las urnas: la verdadera reválida es la audiencia ante quienes en verdad toman las decisiones: la canciller alemana, el presidente francés, el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, y, en menor medida, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso. Quien paga, manda.
Seguro que el presidente electo de España habrá superado con nota tan severas oposiciones; al fin y al cabo, las reformas económicas que ultima al objeto de que España no sea expulsada del antiguo paraíso del euro no son otras que que las que el eje franco-alemán y el Banco Central Europeo (BCE) vienen reclamando desde hace meses. Una vez obtenido el aprobado de Angela Merkel y Nicolás Sarzoky, los españoles agradecerían sobremanera que Rajoy les informase cuanto antes de sus planes inmediatos. Aunque solo sea para mantener las formas. Llaménme anticuado.
Enric Hernández, EL PERIODICO, 9/12/11