IGNACIO CAMACHO   

«El soberanismo va a tratar de salvar el poder, que es lo que tiene en juego; si lo logra comenzará el procès 3.0.»

«N O te engañes. La revuelta independentista ha sido sofocada y sus líderes encarcelados, ya veremos hasta cuándo, pero el separatismo, Forcadell aparte, no ha renunciado a su proyecto. No puede, lo ha llevado demasiado lejos. En este momento está desconcertado, tratando de asimilar el fracaso, replanteando objetivos, plazos y estrategias, pero ya no va a volver al catalanismo, es decir, a la reivindicación de mejoras de autogobierno. La idea de la ruptura ha arraigado en unos dos millones de personas y esa masa crítica ya no permite un retroceso. Lo que ahora va a tratar de salvar es el poder, que es lo que tiene en juego, pero si lo consigue comenzará la nueva fase: el procés 3.0.» 

Habla un dirigente de Ciudadanos, de los que tienen «anticuerpos» (sic) contra el nacionalismo. «La sensación de que se ha ganado el combate es ficticia; se trata de una percepción comprensible fuera de Cataluña, donde es patente la sensación de alivio. Sin embargo hay que ser conscientes de la continuidad del peligro. Ellos, los indepes, están en pleno curso autocrítico, y si les damos otra oportunidad aprenderán de sus errores para continuar de otro modo, por otro camino. Por eso es imprescindible derrotarlos en las elecciones, desconectarlos de su soporte institucional para provocarles un colapso político». 

«La única solución es la victoria del constitucionalismo. Y sí, cuento al PSC en ese bando, con reparos porque todos sabemos que Iceta es más proclive a reeditar un tripartito. Quizá también Sánchez en la medida que eso le ampliaría el arco de sus posibles apoyos de investidura; pero si C´s, PSC y PP suman más diputados que los secesionistas no creo que Pedro pudiese resistir la presión contra el soberanismo. Queda Podemos, claro, los Comunes; si pueden, apoyarán a ERC con la milonga del referéndum pactado y tratarán de atraer a los socialistas, que están deseando hacerse perdonar el apoyo al 155. En todo caso, la clave estará en el voto oscilante, los swingers voters que basculan entre esos tres partidos. Pero recuerda que las dos manifestaciones contra el proceso estaban llenas de electores del socialismo». 

«¿Y si perdemos? Pues, primero, y para ser realistas, es bastante probable; segundo, el papel del PSC resultará decisivo. Ellos tratarán de hacer de bisagra, con la reforma constitucional como punto de anclaje; otra cosa es que los dejen o que puedan por sí mismos. Pero los independentistas han de saber una cosa: que cuando despierten, el 155 seguirá ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Ése fue el acuerdo: el nuevo Gobierno catalán tendrá que respetar el marco legal para que se acabe la intervención, o para que no vuelva a producirse. ¿Qué si veo al PSOE en esa posición? De momento sí, al menos a la dirección nacional. Luego… depende. Por eso te decía que esto no ha acabado. Si algo sé del nacionalismo es que siempre va para largo…»