Leo sobre la corrupción en Argentina y aparece un 3% de las cantidades como posible entrega a la “primera dama”. Primera dama que no es la esposa, sino la hermana del presidente Milei, el liberal de las patillas floridas, cuyo entorno se acusa de corrupción señalando la fatídica cifra. Habrá que esperar a los resultados judiciales. Lo que me llama la atención es ese 3%.
¡Vaya! ¿De qué me suena esa cifra?
Entro en la hemeroteca y recuerdo el célebre discurso de Maragall, exalcalde, ex President y, desgraciadamente, ex enfermo de Alzheimer de lo que murió (q.e.p.d.) Dicen que los niños y los ancianos son los que dicen las verdades. Un enfermo de Alzheimer en sus primeros estadios es un niño grande con edad avanzada.
En aquel discurso, en el Parlamento el 24 de febrero de 2105 (¡Dios mío que lejos y que cerca!), el entonces Presidente Maragall, decía al jefe de la oposición, el Sr. Más: “Vostès tenen un problema, y aquest problema es diu tres per cent (Ustedes tienen un problema y ese problema se llama el 3%)”. Luego, tras la réplica del Sr. Más, el President Maragall retiró sus palabras.
Sin embargo, la frase no quedó en el vació. Los medios de comunicación denominaron “El caso del 3%” a la investigación judicial de las “mordidas” en obras públicas y otros asuntos de los gobiernos de CiU y, en consecuencia, del President Sr. Pujol. Un caso llamado también AGIDSA, que llevó a los tribunales al partido heredero de CiU: Partido Demócrata Europeo Catalan (PDeCat) hoy desaparecido.
¡Viva el 3%! La bandera de los corruptos debería llevar esa cifra en trazos gordos y negros
De manera que el 3% no sólo es catalán, ni siquiera español, es internacional ¿Qué tendrá la cifra 3% para ser el emblema de la corrupción internacional?
Debe ser que es cifra poco significativa. Discreta ella, puede pasar desapercibida, no llamar mucho la atención. Un aumento de esa cifra en una licitación pública no excluye al futuro pagador de la competencia. Incluso, le permite ser favorito en el concurso, sin levantar sospechas.
Los corruptos del mundo entero exclaman: ¡Viva el 3%! La bandera de los corruptos debería llevar esa cifra en trazos gordos y negros.
Todo corrupto profesional debe saber que es un deudor de los inventores del 3%.
Lo que pasa es que como dice el refrán castellano. “La avaricia rompe el saco”. El 3% es una cifra poco brillante. De manera que, un buen día, el corrupto se pregunta ¿no es demasiado modesta? A este paso, reflexiona, no llegaré a multimillonario en mucho tiempo. Sobre todo si hay que repartirlo entre varios.
Otra de las consecuencias de ese aumento del 3% es que estimulan el gasto de los perceptores
Esa pregunta es fatal. Las cifras empiezan a crecer; primero un saltito al 5%; luego otro al 10%; y, si se toma carrerilla, otro salto al 20% o más. En esa situación resulta imposible disimular la subida de precios en licitaciones públicas y favores varios.
Entonces, los mecanismos de ese disimulo, como facturas falsas, empresas fantasmas, contabilidad creativa o manejo de billetes, se complican. Las cantidades requieren almacenes y canales de transporte, físicos o financieros, importantes; detectarlos es más fácil.
Otra de las consecuencias de ese aumento del 3% es que estimulan el gasto de los perceptores. Desde coches de alta gama, hasta propiedades inmobiliarias … y, en particular, fiestas que llaman la atención.
Así que el corrupto, al saltarse la regla del 3%, acaba dejando rastros indudables de sus actividades.
Este otoño parece que se van a seguir procesando los casos de Koldo, Ábalos y Cerdán. También algunos casos más de este estilo.
No sabemos, aunque intuimos, cuál será el final judicial de ellos. Pero si resultasen culpables, habría que acusarlos también de incompetentes ¡Se saltaron la regla del 3%! Una regla que un profesional de la corrupción no debe olvidar nunca ¡Faltaría más!
Y dicho esto, por si acaso se interpretan mal mis palabras, he de afirmar que cualquier corrupción, incluida la del 3% o menos, es deleznable y debe ser perseguida por la justicia, culpabilizada y denigrada públicamente. Este artículo es meramente una curiosidad numérica.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.