EL MUNDO 28/03/14
· Una pionera encuesta revela los miedos y peticiones de las víctimas que viven en Euskadi
¿Teme usted que haya impunidad en el final del terrorismo? El 62% contesta que sí. El 18%, que no. El 20% no sabe o no contesta. Es el mayor miedo que albergan los familiares de asesinados por el terrorismo que viven en el País Vasco: la impunidad vestida de «pena insuficiente» para los culpables (23%), de «indulto» (20%), de falta de investigación (10%), de beneficios penitenciarios (10%), de ausencia de condena (9%) o falta de juicio (2%).
Los datos proceden de un informe pionero encargado por el Gobierno de Vitoria al Instituto Vasco de Criminología, que ha encuestado a 154 personas –dentro de un universo total de «más de 400»– que perdieron a su pareja, a su padre, a su hijo por el zarpazo de ETA (en el 86% de los casos), los GAL (4,5%) y grupos de extrema derecha del tardofranquismo. El perfil más común: viuda de más de 46 años por un atentado ocurrido en democracia.
El estudio Víctimas del terrorismo residentes en la CAPV. Desazón y esperanza en víctimas indirectas de asesinatos, al que ha tenido acceso EL MUNDO, refleja cómo muchas de ellas están viendo con «tristeza» esta etapa de descomposición de la banda terrorista. Sólo el 38% asegura sentirse «mejor» ante el fin de los asesinatos. El 12% está «igual», el 6% «peor» y el 30% considera que la violencia no desaparecerá hasta la disolución de ETA.
Los agentes mejor valorados en su contribución a un final del terror «que no provoque más daño a las víctimas» son a gran distancia las asociaciones de víctimas –la primera opción para el 34%–, seguidas de lejos por la «sociedad civil» y «algunos partidos», sin especificar. A la clase política le piden sobre todo más consenso y mayor participación. A la sociedad vasca le dirigen sentencias duras, probablemente realistas. El 65% cree que «prefiere pasar página rápidamente». El 53% percibe que las víctimas la «incomodan».
La visión del trato que les da la Administración tampoco es buena: ha cambiado con los años, pero no lo suficiente. Una mayoría (el 51%) no se siente bien tratada por las instituciones y también es habitual un desconocimiento terrible del proceso contra los supuestos autores del crimen que les cambió la vida.
Al 46% no le informaron de la detención de los presuntos culpables; al 71% no se le avisó de los progresos de la causa judicial; al 73% no se le dijo que su caso había prescrito o estaba a punto; al 53% nadie le acompañó ante la Audiencia Nacional; no se evitó que el 36% coincidiera en la sala con simpatizantes de los terroristas –un 23% no ha tenido juicio y un 35% no se pronuncia–.
De los 154 encuestados, 82 cuentan con sentencia condenatoria y a muchas les parece blanda o demasiado blandas (57%). El 68% apoya las medidas de alejamiento entre presos y víctimas, aunque al mismo porcentaje no se les impuso ninguna.
Sobre su posible aportación, el 60% nunca participaría en un encuentro restaurativo con un condenado de ETA, aunque el 45% los ve «bien», el 30% «mal» y el 25% calla. Las víctimas reclaman sobre todo que su voz sea recogida en memoriales y archivos digitales, y participar en debates públicos, en programas en las aulas y en actos de memoria.