Durante la presidencia de Zapatero recuerdo haber incorporado a mis columnas el sintagma “Consejo de Ministros y Ministras” para recoger con un puntito de ironía el prurito de la paridad que tanto gustaba al anterior presidente socialista. Para qué da uno ideas. La escasamente capacitada ministra de Igualdad repitió varias veces la expresión, aunque no tantas como “derechos sexuales y reproductivos” o “interrupción voluntaria del embarazo”, docenas de veces.
La ministra Montero ha desarrollado una forma de expresarse peculiar que debe en buena parte a su ex novio que hace ahora diez años escribía: “Hacen falta más recortes, sí, pero con guillotina”. Sus novias se apresuraron a copiarle. “Felipe, no serás Rey, que vienen nuestros recortes y serán con guillotina”, escribía la Montero, que también le ha heredado el vicio de inspirarse en hechos que aún no habían sucedido cuando ellos nacieron. Yo he leído invocaciones de Iglesias a la muerte de Enrique Ruano tras ser detenido por la Policía el 20 de enero de 1969, como si Ruano, Savater y él hubieran sido piña. También hablaba muy suelto de los asesinatos de Atocha en los que resultó herida la novia de Ruano, Lola González Ruiz. A Iglesias le faltaba año y medio para nacer. Irene hablaba de la violación explicando la sentencia de la minifalda y condenaba la hipocresía de la derecha que enviaba a sus hijas a abortar a Londres. La misma derecha que niega a sus hijas menores el derecho a abortar. Lo de Londres sucedía antes de la legalización que introdujo Felipe González de los famosos tres supuestos, no crean que era por vicio.
Lo más notable de la nueva ley es que defienda el aborto como un derecho, “para que las mujeres puedan vivir mejor”, dijo la ministra y tal como se venía anunciando, se garantiza el derecho a abortar sin necesidad de permiso paterno a las menores o discapacitadas que quieran poner término a su embarazo. Tuvo palabras de agradecimiento para el presidente del Gobierno, para el movimiento feminista y para su predecesora en el Ministerio de Igualdad, Bibiana Aído, una tía que llegó a ministra por haberle gritado a Zapatero en un mitin de Cádiz: “José Luis, tienes que sonreír más, que tienes una sonrisa muy bonita. Él se acercó y le pidió el teléfono y unos días después la llamó y la hizo ministra. Fue el primer caso de una ministra que tras dos años de ejercicio fue degradada a secretaria de Estado. Los vascos habían sentado un precedente con Belén Greaves, consejera de Comercio que pasó a ser viceconsejera y en un camino de perfección acabó de directora de Consumo, o sea, algo como lo de Garzón, sin que pueda establecer quien de los dos prevalecería intelectualmente sobre el otro. La ninistra ya se había quejado el 23-F de que en España hay 12 provincias en las que no se ha practicado una sola interrupción del embarazo en los últimos cinco años, habiendo peticiones. No es de recibo, al parecer, que las aspirantes tengan que recorrer 100 kilómetros para que se les practique la intervención. Hombre, mujer, Irene. No me confundas un aborto con una apendicitis o un infarto agudo de miocardio. Ni por la prisa ni por la urgencia. Es un viaje que se puede programar. “Esta es una ley que habla de lo que es este Gobierno”, dijo Irene Montero a modo de colofón y en ello no le quitaría yo la razón: Un aborto.