EL CORREO 19/03/15
TONIA ETXARRI
Suele ocurrir en las campañas electorales que los candidatos miden mucho las menciones a sus adversarios para evitar hacerles publicidad gratuita o ponerlos a su misma altura. Pero este año las fuerzas tradicionales van a tientas con aquellos partidos que todavía forman parte de la novedad y que , según las encuestas (si no se equivocan tanto como en Israel), van a irrumpir con notable presencia en los hemiciclos. Como segundas opciones o como partidos ‘palanca’. El caso es que si el bipartidismo forma parte ya de otros tiempos políticos, lo que se vislumbra como consecuencia de la posibilidad de tener parlamentos más fragmentados es que, además, los partidos bisagra no pasarán solo por las siglas nacionalistas después de las próximas elecciones generales. Por lo tanto, todos con la guardia en alto para intentar cometer los menores errores posibles.
El asesor de cabecera de Mariano Rajoy, Pedro Arriola, empezó diciendo que los de Podemos eran un partido de «frikis». Desde entonces, tanto Podemos como en menor medida Ciudadanos se han convertido en los partidos de moda. Tanto que han ocupado, en intención de voto, ese espacio en donde estaba tan cómodo el partido de Rosa Díez, UPyD, ejerciendo de adalid de la lucha contra la corrupción y a favor de la transparencia. El PP empezó ignorando a Pablo Iglesias para terminar descalificando sus filias y dependencias del régimen bolivariano. Y con Ciudadanos ha tenido que cambiar también de actitud. Al principio, la ignorancia era absoluta hasta que, conscientes de las expectativas electorales que ha provocado el partido centrista de Albert Rivera, han bajado al barro de la confrontación. Ya no solo desde el PP sino desde el propio Gobierno.
El PSOE va por barrios. A Pedro Sánchez le faltó decir, en sus visitas a las zonas de Zaragoza afectadas por las inundaciones, que la culpa del desbordamiento del Ebro la tenía Rajoy. «Piove, porco goberno». Pero sus compañeras en Andalucía y Euskadi han preferido otras vías. Susana Díaz, con tal de que el nombre de su adversario directo en Andalucía, Moreno Bonilla, no salga ni en las servilletas de las cafeterías, reta constantemente a Rajoy. Como si ya estuviera compitiendo en la política nacional.
En Euskadi, los socialistas que pactaron con el PNV los Presupuestos del Gobierno vasco quieren ahora marcar distancias con el lehendakari. El caso es que no compiten en el mismo caladero de votos que el PNV. Pero necesitan recuperar su desdibujado perfil de