El pronunciamiento de Bilbao podría concluir con Patxi López en la secretaría general del PSOE y en los carteles socialistas de la próxima campaña electoral. Es uno de los políticos más valorados por los españoles a raíz de su elección como presidente del primer gobierno vasco sin el PNV. La agresiva esfera mediática de Madrid le trata bien.
España sigue siendo un país de juntas, motines y alzamientos. Focos y guerrillas, por un lado; caudillismos, juramentos de lealtad y angustias centralizadoras, por el otro. Cuarenta y ocho horas después de la renovación de 13 de las 17 juntas regionales y una semana después del todavía inconcluso motín de la Puerta del Sol, el pronunciamiento de Bilbao amenaza con llevarse por delante al derrotado jefe del Partido Socialista Obrero Español.
Alfredo Pérez Rubalcaba no ha perdido el tiempo durante la campaña electoral. Apenas dos días después de la debacle del PSOE, el líder de los socialistas vascos Patxi López efectuaba ayer por la tarde la llamada a descabalgar a José Luis Rodríguez Zapatero de la secretaría general del partido y a reordenar el socialismo en riguroso cónclave en vez de entregarse al espectáculo mediático de unas elecciones primarias. Acordada de manera unánime por la ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi, la petición de congreso era inmediatamente bien recibida por diversas voces del PSOE, desde el líder extremeño Guillermo Fernández Vara –hoy al albur de Izquierda Unida– hasta Alfonso Guerra. La mayoría de las federaciones territoriales pueden secundar la propuesta, con la más que probable excepción de Madrid y Andalucía. El PSC esperará a ver qué pasa, para no añadir más daños a su momento de desgracia.
Congreso federal para sustituir a Zapatero y proceder a la elección del nuevo candidato a la presidencia del Gobierno. Congreso en lugar de elecciones primarias. Cónclave en vez de espectáculo. Delegados con libertad de voto frente al espontaneísmo de militantes y simpatizantes. Organicidad por encima de la sentimentalización de la política y la fluidez de las emociones mediáticas. El partido por encima de la televisión. Clasicismo. Previsión, veteranía y experiencia. Cierre de filas ante el desastre. El PSOE de toda la vida frente a la tentación libertario-mediática de la generación zapaterista, que teme ser cancelada de la historia. Política frente a sociología. Los experimentos con gaseosa. El diario El País mirando de reojo a Público. Una jugada maquiavélica. Pérez Rubalcaba, José Blanco y Manuel Chaves sindicados con el jienense Gaspar Zarrías –visir de Andalucía cuando Sevilla todavía era socialista– en el papel de oficial de enlace con las federaciones. Felipe González, de acuerdo, probablemente.
El pronunciamiento de Bilbao podría concluir con Patxi López en la secretaría general del PSOE y en los carteles socialistas de la próxima campaña electoral. Es uno de los políticos más valorados por los españoles a raíz de su elección como presidente del primer gobierno vasco sin el PNV. La agresiva esfera mediática de Madrid le trata bien. Le respeta. Los electores del Partido Popular no sienten rechazo hacia él. No le votarán, pero no irán por los bares echando pestes. En Andalucía cae bien. Los vascos, por norma general, caen bien en toda España. ETA ha matado a casi mil personas y nunca nadie ha pedido un boicot a los productos vascos, pongamos por caso, las bicicletas Orbea o las angulas de Aguinaga. Un buen vasco no nacionalista es el yerno ideal para muchas madres españolas. En Catalunya caería simpático. No está claro que a la mayoría de los catalanes les entusiasme la idea de cargar simbólicamente con la tremenda bofetada que el PSOE puede llevarse en las próximas elecciones generales. Una mujer recorriendo España con la obligación de dar explicaciones en cada mitin sobre la “catalanidad bien entendida” quizá no sea hoy la mejor baza para ganar en Barcelona. Patxi López despejaría los interrogantes sobre el liderazgo del PSOE por un periodo de al menos ocho años, y Alfredo Pérez Rubalcaba quedaría como un señor dando un paso atrás en favor de la renovación generacional bien encauzada desde arriba. No, Rubalcaba no ha perdido el tiempo durante la campaña.
Patxi López se la devuelve a Zapatero, que ha jugado con él forzando la legalización de Bildu. El resonante triunfo de la coalición abertzale ha puesto fecha de caducidad al actual Gobierno vasco. El PNV volverá a gobernar en Euskadi dentro de dos años.
Jaque a Zapatero y, obviamente, a Carme Chacón, que puede quedarse sin apenas margen de maniobra. Un congreso se gana urdiendo acuerdos con las federaciones. Chacón necesita tiempo para articular la coalición de los zapateristas con los descontentos de aquí y de allá. Jaque al ala Este de la Moncloa y a sus personajes extravagantes: ayer el ministro de Industria, Miguel Sebastián, principal mentor económico de Zapatero, pedía elecciones primarias para “acercar el PSOE a lo que significa la acampada de Sol”. Jaque a una época.
España, país de juntas, motines y pronunciamientos.
Enric Juliana, LA VANGUARDIA, 25/5/2011