Santiago González, EL MUNDO, 17/10/12
Mario Onaindía tituló la segunda parte de sus memorias El aventurero cuerdo. La frase remite a Chesterton, que era un gran proveedor de citas: «La aventura podrá ser loca, pero el aventurero, para llevarla a cabo, ha de ser cuerdo». He aquí el primer problema que plantea el actual esfuerzo soberanista de Cataluña: la aventura es loca, pero no se ve al frente de la misma a ningún aventurero cuerdo. De hecho, ni siquiera estamos ante un delirio sostenido en el tiempo, con boutades que se tengan en pie aunque sea una semana. Por ejemplo, habrán leído en varias ocasiones una expresión de Mas, de las que ahora se llaman ‘transversales’: «habrá referéndum sí o sí». Pues bien, el lunes, aniversario del fusilamiento de Companys, Mas rebajó la segunda afirmativa como una agencia de rating la deuda de Cataluña, «sí o quién sabe»: Si el gobierno y el Tribunal Constitucional se lo impiden,«internacionalizaré el conflicto», formulación que bebe en las fuentes doctrinales de ETA y su brazo político. ¿Cómo extrañarse de que en la televisión pública catalana se hagan cábalas sobre la posibilidad de pegar cuatro tiros al Rey si no se marcha? En clave de humor, naturalmente. Afortunadamente, ni Arcadi Espada ni el fiscal general del Estado le han pillado la gracia al tema. Como internacionalizador, es difícil que el president mejore a sus maestros: el 21 de mayode 1980 los concejales batasunos de Pamplona entregaron a una delegación municipal de Yamaguchi un documento para que diera a conocer «a nivel mundial» la situación de Euskadi. (Egin, 22-5-80). Afirmaron que no tenían nada contra el pueblo japonés, «que es un pueblo amante de la Historia y de la libertad», aunque en la guerra mundial se distrajeron un poco, nadie es perfecto. Parece que Mas tiende a expresar grandes compromisos ante las tumbas de los muertos. También ante las de los vivos: El acto central de la Diada cada año es una ofrenda ante Rafael Casanova, el héroe del 11 de septiembre de 1714, un caído del imaginario nacionalista en la defensa de Barcelona ante el Borbón. En realidad, Casanova sobrevivió 29 años a su martirio y ejerció su profesión hasta su muerte en Sant Boi,el 2 de mayo de 1743, en el 35 aniversario de la gesta catalana contra el invasor francés. Mas inauguró la legislatura anterior ante la tumba de Guifré el Pilós, héroe agónico en sentido estricto, que dejó su último aliento y su última sangre pintando con los dedos la cuatribarrada. Y ahora, ante la tumba de Companys. No es una lista de triunfadores que augure nada bueno, qué quieren que les diga. Ayer en San Sebastián, el PP introdujo de lleno en la campaña vasca el asunto, al llevar a Gª Margallo junto a Basagoiti para explicar algo que se cae por la ley de la gravedad. O, vista la actitud renuente de los nacionalistas ante la ley, por su propio peso: si Euskadi/Cataluña está fuera de España, está fuera de Europa. Esto es algo que poco a poco va calando en ArturMas: «No vamos a una independencia clásica (…) porque no nos conviene plantear las cosas en términos de independencia total, ya que desapareceríamos de Europa y del euro». Ahora parece que aboga porque Cataluña sea «interdependiente» con el Estado español en ámbitos como seguridad y defensa. El Ejército español y la Guardia Civil, garantes de la independencia catalana y guardianes de sus fronteras. No hay quién démás. Bueno, sí, Sabino Arana en el pasado y él mismo en el futuro, ya verán.
Santiago González, EL MUNDO, 17/10/12