LIBERTAD DIGITAL 23/05/16
PEDRO DE TENA
Es cierto. Es mucho más que un club. Es separatismo invasor de fútbol y de club. No sé quién habrá ganado la Copa del Rey porque este artículo se escribe antes. Pero el partido político, que también se jugaba en el Vicente Calderón, lo han ganado desde hace tiempo los separatistas que han usurpado el barcelonismo nacional español de toda la vida (que está en sus peñas desde Andalucía a Galicia, desde Extremadura a Gibraltar, de Castilla la Mancha a Melilla e incluso Melilla, Miami o Rabat).
Poco a poco, pela a pela, euro a euro, el separatismo catalán, que incluso aspira a exhibir otro rehén, el «Real» Club Deportivo «Español», que ya es hazaña, ha ganado de nuevo en Madrid. El poeta y diputado por Almería, José de Espronceda, que murió en 1842, ya señaló el origen de una tragedia española que nunca escribió. Los intereses catalanes succionaban la riqueza nacional ganando el partido del “arancel” proteccionista. Sí, fueron las castas conservadoras las que lo permitieron y sucedió mucho antes de la sardana, de san Jordi, de la Virgen de Montserrat y del 11 de septiembre como fiesta regional. Coño, y eso que Cánovas era de Málaga, la provincia donde se erigió el primer alto horno y las primeras textiles.
He dicho otras veces que el profesor Velarde nos debía un estudio sobre el por qué Cataluña ha sido siempre una carga para la economía española. Lo ha referido alguna vez de pasada:
«Desde mediados del siglo XIX Cataluña ha sabido enlazar a las mil maravillas sus problemas económicos con la política general española. Por una parte, encabezó la política proteccionista: triunfó en la pelea por el arancel, gracias a lo cual consiguió ventajas notables sobre la otra zona de industrialización naciente, Andalucía, que quedó apartada definitivamente de los puestos clave de ese desarrollo.» (Libertad Digital, 26-12-2012).
La consecuencia para generaciones de andaluces, entre otros españoles, fue que la Andalucía liberal y próspera que se dibujaba en el horizonte de mediados del siglo XIX se disolvió en la miseria y el atraso que no cesó durante decenas de décadas, las franquistas incluidas. Las diferencias relativas de bienestar con las partes ricas de España se perpetúan desde 1982, tras 34 años de socialismo gobernante. Qué fracaso.
El Barça, más que un club de fútbol que sólo debería ser un club de fútbol , ha sido el instrumento perfecto para justificar los desmanes y la condena de otras regiones de España. Es rehén y forma del separatismo, su iglesia, su máquina de propaganda perfecta.
¿Esteladas? Venga ya. Hablo de dinero, de proyectos, de carreteras, de industrias, de riqueza, del futuro de las generaciones. Economistas e historiadores de España, contadlo de una puñetera vez.