El barranco independentista por donde camina el President

ÁLEX SÁLMON – EL MUNDO – 09/07/17

· ¡Qué le pasa a Carles Puigdemont! O siendo más concreto: ¿de qué va?

Existe cierta, por no decir mucha, extrañeza en el resto de España sobre la personalidad de este hombre que parece decidido a llevar a Cataluña a su división total. Pero es que hay dos características que lo diferencian del político nacionalista catalán, el convergente de siempre amparado en el pujolismo: una, es independentista desde joven, y otra, no quiere continuar en política. Cuando acabe la legislatura, se va. Sea como sea.

La segunda singularidad es vital. Y es que este ex periodista de El Punt, un diario local de larga tradición en Girona, no tiene un pelo de tonto aunque su peinado no guste a casi nadie. Su idea al anunciar –casi siempre en off– que no quiere presentarse a la reelección lo ha liberado, y lo sigue liberando, de ataduras. Con esa libertad de movimientos actúa en una carrera desesperada hacia un espacio inexplorado e imposible: la posible independencia de Cataluña.

A estas dos cuestiones le podemos añadir una más de carácter logístico. Ahora Puigdemont es un político sin partido detrás. Efectivamente, su militancia corresponde al PDeCat, la ex Convergència de Jordi Pujol y Artur Mas. Pero, tal y como está en estos momentos la formación, no se ve obligado a responder ante ninguna dirección ni organización.

La decisión de destituir de forma instantánea al que le hacía de conseller de Empresa y Conocimiento, Jordi Baiget, un hombre cercano a Artur Mas que mientras éste hizo de president fue secretario del Govern, responde a este criterio. Por eso, al conocerse la noticia fue Francesc Homs quien saltó en las redes sociales y se atrevió a exclamar que estaba «hasta los huevos». Respondía al grito de cabreo de los desheredados, los hijos del hereu Mas, que ni tienen fuerza en el Govern ni en su partido.

Puigdemont sólo se aviene con su gente más cercana en el Govern; también, pero sin excesos, con los chicos de la CUP y, por supuesto, con la ANC, la asamblea que se ha constituido en piloto político de esta operación y donde está la base social, muy bien articulada por todo el territorio catalán, con la que cuenta y se siente seguro Puigdemont.

Así que el president está liberado de todo peso político y con el proyecto claro de conducir a Cataluña a la tierra que llevan prometiendo desde hace años.

Ya se ha llegado a la conclusión de que, aparte de los visionarios del Govern, nadie sabe, y cuando escribo nadie me refiero al bando independentista, qué ocurrirá el 1 de octubre. Las respuestas «habrá urnas» o «no habrá urnas» están vacías de pronóstico. Ni ideólogos del procés ni analistas constitucionalistas catalanes atisban, a estas alturas, cómo se detendrá. Se desconoce, por ejemplo, si la Generalitat ha hecho un pedido de urnas a una empresa china y el Govern no ve cómo se las ingeniará Rajoy para detener lo que los independentistas piensan que será una avalancha de ciudadanos a votar. De entrada, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, descartó el jueves la utilización del artículo 155 de la Constitución porque, según ella, «es demasiado complicado» activarlo.

Lo que sí es muy significativo es el distanciamiento entre Puigdemont y Artur Mas. Como si la decisión de tirar adelante el supuesto proceso independentista también pasara por atropellar sin miramientos a cualquier dirigente de la antigua Convergència. De la antigua y de la nueva. La cara de Marta Pascal, diputada y coordinadora general del PDeCat, era de nula empatía con el orador Puigdemont en el acto teatral de la presentación de la no ley del referéndum. Y esto sólo acaba de empezar.

A estas alturas, Puigdemont ya tiene en la cabeza pasar a la historia como el president que estuvo más cerca de lograr la independencia. Y ello puede que sea suficiente para su ego.

Es interesante recordar que uno de los proyectos periodísticos de Puigdemont al salir del diario El Punt fue la creación de una agencia de noticias nacional que cohesionara el territorio catalán. Así, comenzó a trabajar para construir una red de corresponsalías que le sirvieran a la Generalitat para poder dar cobertura a todos sus actos y liderar una idea de agencia informativa de Estado. Su otro proyecto fue una publicación en inglés para Cataluña. Los dos todavía existen. La Agència Catalana de Notícies (ACN) tiene una red de corresponsales que ya les gustaría a muchos diarios pagada con dinero público. La revista es Catalonia Today, dirigida por su mujer, Marcela Topor, que hace las veces de periodista, aunque fuera actriz. Así conoció a Puigdemont en 1998, cuando su compañía recaló en el Festival de Teatre Amateur de Girona, donde representó El Rey está muerto de Eugène Ionesco. Cosas del destino.

Puigdemont llegó a la Presidencia de rebote y como usufructuario. Además, asumió en su Gobierno a todos los consellers que sugirió el entonces president Mas. Se equivocó quien pensó que sería un correveidile. El poder. Ahora está pendiente de cómo pasar a la historia de hombres ilustres del independentismo.

ÁLEX SÁLMON – EL MUNDO – 09/07/17