Xavier Vidal-Folch- El País

El bloque secesionista no sabe lo que quiere. Sabe qué sueña, la independencia. Pero ignora dónde está, qué hacer y cómo aproximarse a su ilusión.

Pese a unas tímidas y efímeras autocríticas al inicio de la campaña, ninguno de sus tres programas (Junts per Catalunya, Esquerra y CUP) responde en concreto a las cuatro urgencias de los catalanes: cómo suturar la fractura social; cómo propiciar el retorno de empresas para reenderezar el declive económico; cómo recuperar la seguridad jurídica; cómo restaurar el prestigio perdido de las instituciones de autogobierno.

 ¡Es que ni siquiera las mencionan como problemas!

En cambio, barbotean bastante sobre la independencia, la autodeterminación y el 155, de forma etérea e inasible. No aclaran si volverán a la unilateralidad o no. Ni qué papel tendría la negociación a la que aluden. Ni si las leyes de ruptura siguen vigentes (¿mentalmente?). O si habrá que convocar o no otros referendos. Ni si la república está o no constituida. Y si lo está, cómo lograr que se reconozca.

La lideresa de Esquerra, Marta Rovira, asevera en una misma frase que nunca militó por la unilateralidad (¡!); que el unilateralista es Mariano Rajoy; y que este les obligó a ser unilaterales. Pues los programas son de igual textura: redacción de pastosa melaza contradictoria; ideaciones etéreas.

Así que el texto de JxC (la lista Puigdemont) propugna “continuar, de acuerdo con el mandato democrático del 27-S y del 1-O, la construcción de la República catalana”, pero páginas más tarde esa “construcción” ya iniciada se convierte en “los ejes que han de conformar la constitución” de la república. Aclárense, ¿está ya construyéndose o aún debe constituirse? Y en cualquiera de ambos casos, ¿por qué habría que estar “reafirmando siempre nuestro derecho a la autodeterminación” si lo anterior presupone que ya se ha ejercido?

El de Esquerra revela parecido caos mental. Si en campaña dice que ya vivimos en república, su papel pretende “hacer realidad” ese régimen y “conseguir una negociación” que “haga posible el acceso de Cataluña a la plena independencia”.

La única clara y terminante es la CUP al propugnar (punto 70) “la materialización” del “mandato popular” del referéndum, “es decir, la construcción de la República”.

A lo que se ve, el bloque indepe será muy indepe, pero poco bloque: fracasó en fraguar una plataforma común de 9 puntos. Pero amenaza con volver a convertirse en algo parecido a un bloque si logra ganar. Entonces, ay, melaza general.