ABC 24/11/16
· El país pedirá prestados 143.200 millones de euros más de lo previsto
El ministro de Economía británico, Philip Hammond, un moderado de 60 años, que había sido responsable de Defensa y Exteriores con Cameron, presentó ayer el primer presupuesto de la era Brexit, que dibuja un panorama económico mustio, con más deuda y menos crecimiento. El Brexit no ha resultado por ahora el cataclismo pronosticado por el Gobierno de Cameron, la banca internacional, el FMI y la OCDE, pero sin duda zarandeará al Reino Unido, que se ha creado un problema que no tenía.
Impulso a la economía Se destinan casi 30.000 millones de euros para infraestructuras, innovacion y vivienda
El crecimiento del PIB se contraerá respecto a lo previsto, especialmente el año que viene, cuando cae a un 1,7% frente a la estimación del 2,2% del pasado marzo. El endeudamiento aumenta: la deuda pública, en el 87,3% del PIB, llegará al 90,2% en 2018. Para tratar de estimular la economía ante un panorama incierto, el Reino Unido pedirá prestados en esta legislatura 122.000 millones de libras más de lo que se preveía (143.200 millones de euros).
El anterior responsable de Economía, el liberal George Osborne, se había fijado como objetivo alcanzar el superávit fiscal en 2020. Esa meta ha volado tras el Brexit. Hammond asume que no se cumplirá (de hecho en ese año se registrará el equivalente a 24.600 millones de déficit). Se limitó a decir con buenas palabras que la consolidación fiscal sigue figurando entre los objetivos del Gobierno, pero se alcanzará «tan pronto como sea posible», lo cual equivale a no concretar nada.
Conservadurismo social
Nada más alcanzar el poder en julio, May hizo hincapié en un conservadurismo compasivo, muy social, alejándose del liberalismo un poco de cejas altas de Cameron y Osborne. May ha recalcado una y otra vez que quiere que el Partido Conservador sea el de las clases trabajadoras rezagadas tras la crisis. Pero el presupuesto de ayer tampoco muestra grandes guiños para ellas. Lo más notable es que se prohibirá a las agencias inmobiliarias que exijan a los inquilinos el pago de fianzas. El problema es que los propietarios podrían responder a la medida aumentando el precio de los alquileres.
Hay más gestos sociales. No habrá más medidas de ahorro a costa del Estado del bienestar en esta legislatura, lo que contrasta con la línea del anterior ministro, que apostaba por rebajar su inmensa factura. También se anuncia una subida del salario mínimo a 7,50 libras a partir de abril de 2017, pero es una cifra menor que la que había prometido Osborne.
El presupuesto busca también estimular la economía ante las turbulencias del Brexit. Así, se creará un nuevo fondo de 23.000 millones de libras (26.997 millones de euros) para infraestructuras e innovación. También habrá un programa de 2.700 millones de euros para construir nuevas viviendas en zonas de alta demanda.
Unas cuentas cautas, conforme al perfil del ministro Hammond. En cierto modo defraudan el enfático discurso social de May, pero las habas son contadas, y más en la nueva situación de incertidumbre que ha creado la ruptura con la UE, a donde van casi la mitad de las exportaciones británicas.