«El ‘Brexit’ es el mayor error desde la Segunda Guerra Mundial»

EL MUNDO 30/03/17
ENTREVISTA MICHAEL HESELTINE


· Lord y ex viceprimer ministro británico.Su defensa de la permanencia en la UE le hizo ser ‘despedido’ de sus funciones como asesor del Gobierno. Desde la voz de la experiencia y a sus 84 años, augura «turbulencias» y apunta que «la activación del artículo 50 no es irreversible». Habla Lord Heseltine, la célebre figura de Ejecutivos como el de Thatcher y Major. Theresa May se ha quitado ahora la espina, pero el rebelde Heseltine vaticina dos años de turbulencias y un final decididamente abierto. Ahora se desquita ejerciendo de portavoz honorario de quienes aún defienden la permanencia.

Pregunta.– Theresa May ha dicho que no hay «marcha atrás» ¿El Artículo 50 es irreversible?
Respuesta.–Es reversible, ya lo ha advertido Lord Kerr, que fue su autor. Aún queda mucho para el final del Brexit. En el mejor de los casos, el proceso debería culminar con otro referéndum sobre los términos reales de la salida o con unas elecciones anticipadas. Pero no quiero predecir nada. Nadie sabe exactamente lo que va a pasar.

P.– ¿Qué dirán del Brexit los libros de Historia?
R.– Estamos ante el mayor error histórico desde la Segunda Guerra Mundial. Yo diría incluso que nuestro mayor error histórico en tiempos de paz del último siglo.

P.– Usted ha dicho precisamente que la salida del Reino Unido va a servir para que Alemania, que perdió la guerra, «gane la paz en Europa». Las críticas le han llovido por todos los lados…
R.– Me reafirmo. El Reino Unido ha servido históricamente de contrapeso a la alianza franco-germana. Yo creo que la presencia de nuestro país era siempre una garantía para que existiera un cierto equilibrio en la UE. Pero ahora resulta que nos vamos y se lo dejamos todo a Alemania. Nuestra pérdida de influencia en Europa va a ser terrible.

P.– Pero el Reino Unido siempre fue el socio díscolo de la UE.
R.– Es cierto que nuestra relación con Bruselas ha sido difícil y siempre ha tenido un trasfondo político más intenso que en otros países. Lo fue desde el primer momento, cuando el premier Harold McMillan dio su discurso sobre los «vientos del cambio» en el ocaso del imperio, a principios de los 60. Entonces se produjo un realineamiento estratégico de este país que culminó con nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea en 1973 y con otro conservador en el poder, Edward Heath. Los laboristas, que fueron el primer partido euroescéptico, se acabaron subiendo con el tiempo al carro. Pero fue una decisión polémica, que creó desde el principio fisuras en los dos partidos.

P.– ¿Margaret Thatcher fue la madrina de los euroescépticos?
R.– Thatcher era instintivamente euroescéptica. Pero tenía también un lado muy pragmático, que quedó patente en su actitud ante el Mercado Único. Se dio cuenta de todo lo que estaba en juego e intentó evitar precisamente una situación como ésta en la que nos vemos ahora: no vamos a tener ni voz ni voto en las reglas de comercio de nuestro mayor mercado, que seguirá siendo la Unión Europea.

P.– Thatcher fue también precursora del hábito de «echar las culpas a Bruselas».
R.– Sí, es cierto. Y con la total complicidad de lo tabloides y la prensa conservadora, que ya entonces empezó con la campaña que ha estallado con toda su virulencia en el Brexit. Es curioso el paralelismo entre las dos situaciones: entonces salíamos también de una crisis económica que causó una enorme frustración en la gente.

P.– Muchos no perdonan su papel en la caída de Thatcher.
R.– No suelo mirar al pasado, mejor dejar las cosas como están.

P.– ¿Se puede comparar a Thatcher con Theresa May?
R.– No conozco lo suficiente a May y prefiero no entrar en comparaciones personales.

P.– May defendió la permanencia durante el referéndum y ahora ha convertido el «Brexit es Brexit» en su lema. ¿Se siente traicionado?
R.– Traición es una palabra muy fuerte. Lo que sí tengo que reconocer es mi perplejidad por la evolución de May. En abril de 2016 pronunció un excelente discurso en el Colegio de Ingenieros Mecánicos de Edimburgo, en el que dijo que «nuestro interés nacional está claramente en permanecer en la UE». Salta a la vista que su posición ha cambiado. Yo sigo pensando lo mismo. Creo que el Brexit acabará destruyendo la naturaleza de este país y socavando el futuro que le debemos a las próximas generaciones.

P.– Pocos conservadores, aparte de Kenneth Clarke o John Major (con quien usted fue viceprimer ministro) se han atrevido a levantar la voz.
R.– Hay unos cuantos más, y la partida no está acabada, ya digo.

P.– Por el momento, parece que los brexiteros se han hecho con los mandos de Gobierno y del Partido.
R.– En eso tengo que darle la razón a May. Mejor dejar que los brexiteros negocien con Bruselas, para que no puedan culpar a otros de lo que pueda pasar.

P.– Thatcher, Major y Cameron. Parece que el destino de los premiers conservadores está sellado por la UE. ¿Pasará lo mismo con May?
R.– No me atrevo a hacer pronósticos. En estos dos años puede pasar de todo.

P.– ¿Y la perspectiva de una falta de acuerdo con Bruselas?
R.– Eso sí que sería la peor solución posible. Ningún marinero abandona puerto en lo peor de la tormenta. Acabar sin un acuerdo con nuestro principal mercado crearía un caos total en nuestra industria y sería posiblemente el fin de la supremacía financiera de Londres.

P.– El Brexit ha desafiado sin embargo al fatalismo económico.
R.– Estamos mejor de lo que esperábamos a estas alturas, es cierto. Pero cualquier economía pasa por un repunte después de una depreciación de su divisa. En ese punto estamos. Pero no tenemos un plan a largo plazo para nuestra economía

P.– ¿Habría ganado el Brexit en otras circunstancias económicas?
R.– Soy de los que piensan que el referéndum no debió haberse convocado. Dejar la UE, como estamos viendo, es un asunto muy complejo que no puede decidirse a cara o cruz. Y peor aún fue hacerlo a la salida de una crisis económica, con una parte de la población tremendamente frustrada y permitiendo que se use la inmigración como chivo expiatorio. Lo que alimentó el Brexit es lo mismo que ha alimentado la victoria de Donald Trump… No es de extrañar que Nigel Farage saliera corriendo a hacerse la foto con él.

P.– ¿Cuál es el futuro del populismo, aquí y en Europa?
R.– El Ukip está acabado porque ya ha cumplido su misión. No me atrevo a predecir lo que puede pasar en Francia con Le Pen. Ya hemos visto de momento lo que ocurrió en los Países Bajos. En cualquier caso, no creo que la UE esté acabada. Es más, creo que la salida del Reino Unido puede crear las condiciones para fortalecerla desde dentro. En el fondo, los países como España están dentro no sólo por una idea colectiva, sino sobre todo por interés propio, como hemos estado nosotros.

P.–¿Qué haría Churchill ante el Brexit?
R.– Churchill fue el primero en esbozar la visión de «algo parecido a los Estados Unidos de Europa». Es cierto que dejó abierta la opción de cuál sería el papel del Reino Unido, pero la idea fue suya, y no creo que lo dijera para dejarnos fuera.