EL MUNDO – 17/06/16
· La diputada laborista Jo Cox muere tiroteada por un fanático que, según testigos, gritó: «Gran Bretaña primero».
· Todos los actos de la campaña del referéndum fueron suspendidos, incluido el mitin de Cameron en Gibraltar.
· Los expertos apuntan a un giro a favor de la permanencia en la Unión por el impacto del crimen de Yorkshire.
El Brexit se tiñó de sangre. A una semana exacta del referéndum del 23-J, la diputada laborista Jo Cox pagó con su vida la defensa de la inmigración y la causa proeuropea. Un hombre de 52 años, identificado como Thomas Mair, disparó contra ella a plena luz del día y a la salida de un acto en la biblioteca de Birstall, próximo a Leeds. Según testigos, llegó a gritar «Britain first!» (Gran Bretaña primero) en el momento de consumar el crimen, en posible referencia al grupo de extrema derecha.
Es la primera muerte política desde 1990, cuando el diputado conservador Ian Gow fue asesinado por el IRA Provisional. Las dos campañas oficiales del referéndum, Vote Leave y Stronger In, suspendieron temporalmente sus actos. El premier David Cameron, de visita en Gibraltar, canceló el mitin previsto y aceleró su regreso al Reino Unido. El líder laborista, Jeremy Corbyn, condenó el «horrible asesinato» –que podría dar un giro en el voto a favor de la permanencia– y pidió un acto de contrición a la clase política. El supuesto asesino, trabajaba como jardinero y tenía problemas mentales.
El asesinato de Jo Cox, de 41 años y madre de dos hijos, puede imprimir un giro trágico e imprevisto a la recta final hacia el referéndum. La última encuesta de Ipsos MORi para el Evening Standard daba seis puntos de ventaja a la salida (53% frente a 47%).
La agresión puede provocar ahora un voto de castigo a los partidarios del Brexit, como el ex alcalde de Londres Boris Johnson o el líder de Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), Nigel Farage, acusados de haber contribuido a la acritud del debate con sus proclamas contra la inmigración sin papeles y sus consignas patrióticas («¡Retomemos el control!»).
La noticia irrumpió como un disparo seco en las televisiones de los británicos, justo cuando se disputaba el partido de máxima rivalidad interna entre la Inglaterra de Vardy y la Gales de Bale… «Ataque a mano armada contra la diputada Jo Cox. Disparada y apuñalada a plena luz del día. Detenido un sospechoso de 52 años». Los paramédicos certificaron su muerte antes de su traslado al hospital de Leeds.
El país entero, que hasta entonces vibraba con el fútbol, se quedó paralizado con las noticias que llegaba de Birstall. El rostro sonriente de la diputada Jo Cox y el discurso en favor de la inmigración y la diversidad con el que entró en el Parlamento hace poco más de un año coparon las pantallas en el intermedio del partido. Poco a poco, los británicos despertaron a la realidad, aunque no terminaron de asumir lo sucedido.
Los hechos ocurrieron poco después de la una de la tarde. Cox había participado en un acto en su distrito en la biblioteca local. Un testigo, Hithen ben Addallah, llegó a ver al agresor –«con una gorra blanca de béisbol»– forcejeando con otro hombre que le estaba intentando controlar aparentemente. El sospechoso sacó una pistola de una bolsa y el primer hombre se retiró.
El agresor forcejeó a continuación con la diputada y disparó su pistola dos veces. Jo Cox cayó malherida entre dos coches y en un charco de sangre en el pavimento. Al parecer, el agresor utilizó también un cuchillo. La policía le arrestó poco después.
Kathleen Cooke y su hija Emma relataron a una televisión cómo vieron merodear al sospechoso con una mochila y una gorra, como si estuviera haciendo tiempo. Clarke Rothwell, propietario de un café local, se asomó a la ventana en cuanto oyó una detonación y observó «al hombre con la gorra de béisbol apuntando con lo que parecía una vieja pistola».
La comisaria-jefe de West Yorkshire, Dee Collins, confirmó la muerte de la diputada en la misma escena del crimen, junto a Market Street, antes de su traslado al hospital: «Jo fue atacada por un hombre que le causó heridas fatales. Hubo también otro ataque a un hombre de 77 años que se encontraba en las inmediaciones y que resultó herido, aunque su vida no corre peligro».
Collins confirmó la detención del sospechoso con varias armas encima, aunque no su identidad. Varios medios locales le identificaron poco después como Thomas Mair, 52 años, vecino de Fieldhead, una barrio de Birstall. La policía de Yorkshire llevó a cabo poco después un intenso registro de su domicilio.
«Se ha abierto una investigación para esclarecer los motivos del asesinato», dijo escuetamente Dee Collins, que confirmó que el interrogatorio de un buen número de testigos. Según la policía, el agresor actuó aparentemente en solitario. No se ha podido confirmar de momento su supuesto vínculo con grupos de ultraderecha.
Al menos un testigo asegura haberle oído gritar «Britain First!» en el momento de consumar el asesinato. Britain First es el nombre del grupo de ultraderecha surgido hace cinco años de una escisión del Partido Nacionalista Británico (BNP) y que hace campaña contra la inmigración, el multiculturalismo y la islamización del Reino Unido, bajo el lema: «Take our country back» («Recuperar nuestro país»). Brendan Cox, el marido de la diputada asesinada, ex directivo de la organización Save the Children y ex asesor de Gordon Brown, rindió un homenaje muy personal a la fallecida y a su infatigable activismo en temas de amplio cariz social, desde la lucha contra la pobreza a la crisis de los refugiados de Siria.
«Jo creía en una mundo mejor y luchó por él todos los días de su vida, con una energía y unas ganas de vivir que podían dejar exhaustos a mucha gente. Ella querría que por encima de todo sucedieran dos cosas: que nuestros preciosos hijos tengan un baño de mayores y que estemos unidos en la lucha contra el odio que la ha asesinado. El odio no tiene un credo, una raza o una religión. Es simplemente venenoso».
El líder laborista, Jeremy Corbyn, recogió el testigo y contribuyó con un largo y sentido mensaje en honor a la diputada fallecida… «Toda la familia laborista y de hecho todo el país están en estado de choque por el horrible asesinato de Jo Cox. Jo tuvo un larga trayectoria de servicio a la casa pública y de compromiso con la humanidad. Trabajó para Oxfam y para la organización contra la esclavitud Freedom Forum, antes de ser elegida como diputada… Dedicó su vida a cumplir nuestras promesas, a apoyar el mundo en desarrollo y a reforzar los derechos humanos».
El premier David Cameron recibió la noticia de la tragedia de camino hacia Gibraltar, donde decidió mantener un perfil bajo y cancelar el mítin previsto de apoyo a la permanencia en la Unión Europea. En su cuenta de Twitter, Cameron rindió también homenaje a la diputada fallecida: «Hemos perdido a una gran estrella. Era una diputada comprometida y solidaria. Mis pensamientos están con su marido Brendan y sus dos hijos pequeños».
El ex alcalde de Londres, Boris Johnson, fue también de los primeros en transmitir sus condolencias a la familia y en anunciar la suspensión hasta nuevo aviso la campaña de VoteLeave. El líder del Ukip, Nigel Farage, que tenía previsto presentar el cartel de relanzamiento de su campaña Leave.eu expresó su consternación y se sumó a la señal de duelo.
La muerte de Jo Cox, siete días antes de la celebración del referéndum de la Unión Europea, ha creado una profunda conmoción en la sociedad británica y ha alterado la dinámica de una campaña marcada hasta ahora por la acritud, los ataques personales y las consignas patrióticas. Una semana antes de morir, y en medio de la encrucijada laborista ante el 23-J, la propia Jo Cox llegó a decir: «La preocupación por la inmigración no es razón suficiente para salir de la Unión Europea».
EL MUNDO – 17/06/16