Miquel Giménez-Vozpópuli
El gobierno parece más interesado en silenciar disidentes que en afrontar la terrible crisis que nos sacude. El enemigo es el bulo pero ¿qué es bulo y qué no lo es?
Grave no, gravísimo. Cuando la principal preocupación de un gobierno es pasarse el día husmeando en las conciencias de la población, la democracia se halla en peligro. Eso sucede con Sánchez y su coalición comunista- separatista. Que el Jefe del Estado Mayor de la Benemérita diga en rueda de prensa, y citamos textualmente al general don José Manuel Santiago, que una de las muchas tareas de la Guardia Civil durante esta pandemia es “minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno” es algo imposible en Francia, Alemania, Gran Bretaña o los Estados Unidos. ¿Se imaginan al responsable del FBI, Scotland Yard, la Gendarmería francesa o al jefe de la policía alemana diciendo algo similar? Y conste que no soy nada sospechoso en lo que se refiere a mi apoyo incondicional a los hombres y las mujeres que integran nuestro Instituto Armado, auténticos ángeles de uniforme verde. Pero, por mucho que Marlaska diga que ha sido un lapsus o que Margarita Robles lo niegue, quienes nos gobiernan están decididos a suprimir cualquier voz crítica.
Hechos: ruedas de prensa pasadas por el tamiz censurador de presidencia, amenazas de Tezanos en su vergonzante CIS acerca de si los españoles considerarían oportuna una sola fuente, la oficial, para informar, la persecución de personas opuestas al gobierno – la última es Bertín Osborne, al que Mediaset le ha quitado su programa a pesar de tener algunos ya grabados que podrían emitirse – o la campaña de acoso y derribo hacia programas como Estado de Alarma, que llevan a cabo un puñado de compañeros sin un duro, contando solo con sus convicciones constitucionalistas, un grupo en el que Javier Negre, Cristina Seguí, Carlos Cuesta y muchos otros intentan romper el bloqueo gubernamental, sufriendo por ello censuras en Facebook y siendo amenazados por el mismo canal de YouTube en el que están demostrando que, sin medios y con profesionalidad, se puede plantar cara al monopolio informativo.
Ahora bien, nos equivocaríamos si señaláramos a este o a aquel medio o profesional como cabeza de turco de este paso de gigante hacia la dictadura que se pretende imponer en nuestro país, saltándose la constitución y sus garantías en cuanto al derecho a la libertad de prensa. El origen está en Soros, en el bolivarismo, en la concepción autocrática de Iglesias y Podemos a la que Sánchez, henchido de vanidad, se ha entregado sumisamente. España vuelve a ser, como en los años treinta, el campo de pruebas de algo que, caso de no evitarse, será extensible a otros muchos estados.
No se devane los sesos, señor Sánchez, el bulo es usted, es su Gobierno, es su televisión pública entregada al horrendo juego banal de las comedietas
Hay que perseguir al bulo, aunque sea jurídicamente una aberración puesto que para ello ya existen leyes que protegen el derecho a la imagen, al honor, que castigan el libelo, la calumnia y la infamia. ¿Qué es bulo, señor presidente? ¿Decir que su gestión sanitaria es un desastre o mantenerse durante semanas argumentando que el uso de mascarillas no es necesario? ¿Es bulo decir que Iglesias se ha saltado la cuarentena cuando le ha venido en gana o cargar contra Rajoy, convirtiéndole en un pim pam pum de feria para distraer la atención de asuntos mucho más graves, como que si ustedes hubieran tomado las medidas necesarias cuando tocaba nos habríamos ahorrado un sesenta por ciento de contagios? ¿Será usted o sus compinches quienes nos digan a quienes nos dedicamos a informar qué podemos decir y qué no?
Si la ocasión hace al ladrón, ningún momento como este para aherrojar a la prensa, con los ciudadanos confinados sin posibilidad de manifestarnos en las calles. Con un pueblo atemorizado por una cruel pandemia, muertos que llorar y su capacidad económica destruida, para el golpismo comunista el momento es ideal. No se devane los sesos, señor Sánchez, el bulo es usted, es su Gobierno, es su televisión pública entregada al horrendo juego banal de las comedietas y los programas en los que el ministro Duque hace el ridículo. Si insiste en perseguir el bulo, tenga cuidado, porque la Guardia Civil es muy responsable y, calibrando lo que usted dice, igual lo detienen. Sí, a usted, el principal propagador de bulos para enmascarar su ineptitud, su inacción y el sesgo totalitario que ha asumido como propio, contagiado por el virus podemita.
El bulo es usted, presidente, no le dé más vueltas.