HERMANN TERTSCH, ABC – 03/01/15
· Parece claro que la suerte de la guerra ha cambiado gracias a los bombardeos internacionales.
Fuerzas regulares iraquíes, peshmergas kurdos y milicias voluntarias, apoyadas por la aviación de fuerzas internacionales, amenazan por primera vez el control del Estado Islámico sobre la ciudad iraquí de Mosul. Es el primer signo evidente de que el estado yiihadista ha pasado a sufrir ya en pérdida de territorio el cambio de signo de la guerra.
Numerosos pueblos cercanos a Mosul han sido abandonados ya por el EI en otro de los repliegues que ha tenido que hacer en las pasadas semanas. La liberación de Mosul por ejército iraquí y fuerzas kurdas sería un muy deseado éxito para Bagdad que perdió la principal ciudad del norte de Irak ante los yihadistas en junio, en una derrota abrumadora y vergonzosa. Decenas de miles de soldados iraquíes huyeron entonces ante apenas mil yihadistas. Y éstos se hicieron con un inmenso botín en armas modernas norteamericanas, dinero en los bancos y empresas y una gran ciudad de la que extraer impuestos y una considerable producción de crudo. Mosul es la mayor ciudad en manos del califato, cuya capital sigue radicada en la pequeña Raqqa en Siria.
Que la suerte de la guerra ha cambiado con los intensos bombardeos internacionales parece claro. Al menos 86 extranjeros en sus filas han sido ejecutados en los pasados días por intentar regresar a sus países de procedencia, en su mayoría occidentales. Muchas mujeres occidentales intentan desesperadamente poner fin a su aventura fanática, con muchas más dificultades para enmendarla que para emprenderla.
No obstante, cualquier triunfalismo de sus enemigos seria absurdo, caiga o no Mosul ahora. Los yihadistas del Estado Islámico lleva ya muchos meses en combate contra una poderosa alianza que integra a 60 países que van desde Estados Unidos hasta Irán, con árabes, europeos y asiáticos. Su capacidad de encajar parece infinita. Condena a muerte a quienes se rinden como a quienes retroceden. Y esta resistencia le granjea un inmenso prestigio entre suníes de todo el mundo. La guerra del califato acaba de comenzar y su final es tan lejano como incierto.
HERMANN TERTSCH, ABC – 03/01/15