María José Fuenteálamo-ABC

  • Como con el callo solar, los votantes socialistas cuanto más Sánchez toman, más tolerancia a Sánchez desarrollan

Circula por las redes una teoría que sostiene que si tomas el sol sin protección tu piel te lo va a agradecer premiándote con más resistencia y tolerancia a los rayos UVA. El callo solar lo llaman. Los dermatólogos se echan las manos a la cabeza e insisten en que la piel tiene memoria y un día te va a devolver todo el daño que le hagas. Por eso, llevan todo el verano advirtiendo de que tal planteamiento es una vía rápida para el cáncer de piel y el mejor atajo para las manchas y el rápido envejecimiento cutáneo. Lamento la energía que tiene que invertir tanta gente con carrera y talento para luchar contra determinadas tesis. Me parece una pérdida de esfuerzo y de tiempo. Qué desperdicio de trabajo el de avisar, contrastar y advertir cuando el que está enfrente ya ha decidido lo que quiere creer.

Total, el que se quiera achicharrar que se achicharre, como los guiris en Benidorm. El que quiera fumar, que fume. Pero claro, luego está lo de la sanidad universal, esa que pagamos todos. Y ahí sí, entiendo que hay que hacer campañas. Aunque sólo sea para que la gente no pueda decir que no lo sabía. Es decir, por pura información, como las cajetillas de tabaco con los pulmones destrozados. Dicen que neurológicamente, el mensaje cala. Algo de esperanza siempre queda.

De forma más o menos consciente cada uno escoge sus callos. Porque una vez que comienza el roce, la molestia, el ardor, siempre se pueden tomar medidas. No tomar el sol, intentar dejar de fumar, cambiar el voto. Pero ahí tienen a tantísimos socialistas haciendo callo sanchista. Se han expuesto a los indultos, a la amnistía, al concierto catalán y al hago chas de Puigdemont, a los negocios de su mujer, a las incógnitas sobre los de su hermano, al caso Berni, a Koldo… y aun así, volverán a exponerse a él. No quieren ni oír de protegerse, de cambiar hábitos, de tomar medidas de control, de escuchar consecuencias futuras. Creen que quienes les advierten de los efectos nocivos de tanto sanchismo son unos charlatanes que sólo quieren engañarlos. Porque ellos no notan las manchas, no se sienten quemados. Volverían a votarlo. Porque, como con el callo solar, cuanto más Sánchez toman, más tolerancia a Sánchez desarrollan. De tanto exponerse a él sin protección, sin pantalla, dándole su voto una y otra vez, más se convencen de que los equivocados son los otros y, sobre todo, de que su piel es más fuerte. Salvo por unos cuantos que se han ido, el PSOE está orgulloso de su callo sanchista y confía en su recompensa.

Pero como la piel humana, la institucional también tiene memoria. Algún día, como los cánceres cutáneos y de pulmón y a pesar de las advertencias, lloraremos -y pagaremos- todos los excesos y ausencias de prevención. El precio del callo sanchista.