Editorial-El Correo
- Las nuevas imputaciones por el ‘caso Cerdán’ agravan la agonía del partido y tensan el enfrentamiento entre los críticos y el sector oficial
El ‘caso Cerdán’ amenaza con agravar todos los males del PSOE que salieron a relucir en su último Comité Federal. Por un lado, la insuficiente respuesta ofrecida por Pedro Sánchez a la corrupción, que ayer volvió a sacudir al Gobierno con la imputación de la expresidenta de Adif Isabel Pardo de Vera y del exdirector de Carreteras Javier Herrero, ambos encausados por supuestos amaños en la adjudicación de obra pública durante la etapa de José Luis Ábalos en Transportes. Por otro, el riesgo de fractura interna. Cerrar una crisis en falso solo sirve para tensar el enfrentamiento entre los críticos que exigen un revulsivo en la legislatura, encabezados por Emiliano García-Page, y el sector oficial que lidera el ministro Oscar Puente como voz más combativa contra la disidencia.
La agonía de un partido que abandera el feminismo se refleja en el reguero de comportamientos machistas aflorado en sus cuadros de mando, a pesar de que el titular de Justicia, Félix Bolaños, ponga el foco en las mujeres en vez de en las actitudes bochornosas de algunos de sus compañeros de filas tras el escándalo de Paco Salazar. Plantearse como hace Bolaños la pregunta de «por qué las mujeres no han denunciado» es dejar a la organización en mal lugar por la falta de mecanismos de control y de denuncia o, peor aún, por el temor al señalamiento y la represalia de haberlo hecho. Eso, sin contar con la «complicidad» de los «hombres buenos» que describe Adriana Lastra, desplazada del aparato por Santos Cerdán.
La dirección socialista sigue conteniendo la respiración con el empresario investigado Antxon Alonso, aunque ayer negó en su primera declaración ante el juez el presunto pago de mordidas a cambio de concesiones de obras públicas. El constructor que vincula a los tres protagonistas de la supuesta trama corrupta -Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García- sorteó la prisión, pero el juez le ha retirado el pasaporte y le prohíbe salir del país por prevención.
Este es el calvario de los socialistas, mientras los populares mantienen la euforia de su congreso, más por los deméritos de su rival que por haber dado con la llave de La Moncloa que se le resiste a Alberto Núñez Feijóo. El PP dejó ayer un compromiso para la hemeroteca: anunció que repetirá las elecciones si los números no le dan para gobernar en solitario. Es un punto y seguido a las hostilidades que mañana agitarán el Congreso en la comparecencia de Sánchez, que examinará la confianza de sus socios en él.