Alberto Ayala, EL CORREO, 26/9/12
El PNV se distancia del desafío autodeterminista de Mas porque su única prioridad se llama Ajuria Enea
No constituye ninguna novedad que el nacionalismo de centroderecha vasco y el catalán, o lo que es lo mismo PNV y CiU, emitan en diferente longitud de onda. Lo que sí resulta del todo inusual es que la señal más fuerte, los mensajes más radicales, provengan de Barcelona y no de Euskadi. Pues bien, los convergentes han optado por no bajar el volumen, un tanto desbordados por los acontecimientos, y los jeltzales han elegido la neutralidad ante el desafío autodeterminista de Artur Mas para no poner en riesgo su gran objetivo inmediato: recuperar Ajuria Enea.
Con el incendio catalán compitiendo en protagonismo con la crisis, la jornada política tenía dos polos de atención (además de las protestas vespertinas en las inmediaciones del Congreso). Por la mañana, Iñigo Urkullu en un desayuno de trabajo en un hotel de Madrid. Por la tarde, Artur Mas, en el debate de política general en el Parlament. Y ninguno de los dos se salió del guión.
El PNV solo tiene una doble preocupación en este momento: evitar el ‘sorpasso’ de la izquierda abertzale el 21-O y recuperar el Gobierno vasco. Los jeltzales son conscientes de que el gran colchón de votos se sitúa en el centro y de que a radicalismo difícilmente van a batir a EH Bildu por mucho discurso buenista y con grandes dosis de amnesia que exhiba estos días su candidata Laura Mintegi. Así que Urkullu hizo lo esperable, mostrar el rostro más amable del nacionalismo vasco. Ese que en las últimas décadas tanto ha cultivado CiU.
Sin renuncia alguna al ideario de máximos de su partido, el todavía presidente del EBB optó por volver a poner el acento en la reivindicación de un nuevo estatus para Euskadi pensado para ‘convivir’, enfatizó, y ‘no para el divorcio’ con España. Eso sí, las concreciones brillaron, de nuevo, por su ausencia.
Pocas horas después, el president de la Generalitat también cumplía a rajatabla las expectativas. Mas añadía un nuevo hito al corolario de acontecimientos que se han sucedido desde la macromarcha soberanista de la Diada y confirmaba la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas en clave plebiscitaria para el próximo 25 de noviembre con el fin de abrir ‘un proceso de autodeterminación’. Ahora, los convergentes deberán desgranar la letra pequeña de su arriesgado desafío. El horizonte real que ofertan al pueblo catalán.
CiU y PNV, sobra decirlo, tienen aspiraciones políticas similares. O, por ser más precisos, Convergencia y PNV. Sus cúpulas no dudan en reconocerse abiertamente independentistas. No así, al menos hasta ahora, Unió, el partido de Durán i Lleida. Que en lo inmediato vayan a transitar caminos tan diferentes obedece a simples razones de estrategia. Y si no esperen a ver, escuchar y/o leer el recibimiento que las bases jeltzales tributan a la delegación de CiU en el Alderdi Eguna.
Pero el nacionalismo catalán ha cultivado durante meses la especie de que Madrid expolia a Cataluña y la siembra ha producido un notable estallido de voces independentistas. CiU y Mas tenían un dilema: aguantar el tirón y arriesgarse a que sea ERC quien se beneficie de la marea soberanista en las urnas o colocarse al frente de la manifestación, como han hecho. El resultado empezará a desvelarse el 25-N. Empezará.
Por contra, Sabin Etxea ha optado por seguir desde la distancia el incendio catalán. En la decisión seguro que ha pesado lo ocurrido con el ‘plan Ibarretxe’. El portazo del Congreso, la fractura sociopolítica que generó y, sobre todo, el doble revés en las urnas. La avalancha de votos que esperaba el PNV en 2005 se tradujo en cuatro escaños menos. En 2009 fue peor: la pérdida de Ajuria Enea. Ahora todo queda supeditado a recobrar el poder.
Alberto Ayala, EL CORREO, 26/9/12