ABC – 18/05/16 – IGNACIO CAMACHO
· Iglesias está construyendo un all catch party a la izquierda del PSOE, un partido atrapalotodo en el margen del sistema.
Hay alarma y hay motivos. Ninguno de los tres partidos restantes lo va a reconocer pero la estrategia sumatoria de Podemos está sembrando el pánico en la precampaña. El partido de Pablo Iglesias se ha convertido en un camión-escoba de la extrema izquierda que amenaza con sacar de la pista al PSOE y obstruir el paso a las fuerzas de centroderecha, a las que en virtud de la ley de Hont puede birlar un número significativo de diputados. En los gabinetes electorales las calculadoras echan humo proyectando los datos de diciembre sobre la nueva realidad de una coalición radical capaz de aglutinar los votos desperdigados en decenas de grupos marginales.
El resultado de esa prospectiva es inquietante: con la irrupción de un actor más corpulento en el reparto hay casi una docena y media de provincias en las que PP y Ciudadanos tienen en riesgo el último escaño.
Iglesias ha apostado al voto útil del segmento antisistema. Sabedor de que ya no tiene muchos votos que quitar a los socialistas, y más después de su arrogante sobreactuación en la legislatura fallida, intenta ganar masa crítica mediante la amalgama de los satélites extraparlamentarios. En esas candidaturas testimoniales hay un tesoro electoral diseminado; si todo ese sufragio disperso se vuelca en una única lista el recuento puede ofrecer sorpresas de infarto.
El líder de Podemos quiere reunir el descontento en una sola papeleta que sea como una piedra en el cristal del bipartidismo agrietado. Ya no le importa tanto la cohesión como la oportunidad. Es consciente de que los meses de bloqueo han perjudicado su imagen de falsa moderación y pretende compensar el problema ensanchando su base de apoyo por el punto de ruptura. Por el procedimiento del está construyendo una la izquierda de la socialdemocracia, un partido atrapalotodo en los márgenes del sistema.
La absorción de IU ha sido el primer paso, cuantitativamente el más sólido. Constituido el motor de tracción, los populistas han empezado a cargar el remolque. Ya han subido a los nacionalistas mallorquines, a la Esquerra Unida valenciana, a los altermundistas madrileños, a los regionalistas aragoneses y hasta a los
internáuticos catalanes. Han negociado incluso con los animalistas antitaurinos, doscientos mil votos largos en diciembre. A todas esas tribus desparramadas les hace hueco Podemos en sus confluencias, mareas y plataformas comunitarias. Pasen, hay sitio al fondo. Con tan abigarrado pasaje puede ser la primera fuerza en Baleares y la segunda en Valencia; en Cataluña ya lo es, y si se atreviese a tender puentes a Bildu tendría el liderato vasco. Se trata del primer gran ensayo de alianza radical en España, un menudeo de votos que al agruparse apretará los cocientes de los últimos escaños. En su asalto al poder, Iglesias abandona la calle de en medio para tirar por la primera a la izquierda.
ABC – 18/05/16 – IGNACIO CAMACHO