Las imágenes no dejan lugar a dudas. Un minusválido acompañado por su sobrina menor de edad son agredidos e insultados por un tipo alto, rubio y fornido. Entre frases de Em cago en la mare que et va parir y zarandeos se oye la voz de la sobrina diciendo que lo estaba grabando. El sinvergüenza, que es muy chulito con una persona que va en silla de ruedas y una chiquilla, se pone flamenco y los sigue insultando. La gente que pasa por la calle finge no ver nada. ¿El motivo de la agresión? Un delito terrible en la Cataluña lazi pacificada, amnistiada y blanqueada por Illa, Sánchez y toda esa panda: el impedido llevaba un llavero con la bandera de España.
Como suena. Una persona que merece todo tipo de atenciones y urbanidad es casi derribada de su silla en medio de insultos porque se atreve a llevar un llavero con la enseña nacional. Y nadie interviene. Y nadie se acerca al tipo y, como mínimo, intenta disuadirlo. Y nadie repara en el tremendo abuso de fuerza física, de nazismo, que se perpetra a plena luz del día en una ciudad española. Ah, no, dispensen, esto ya no es España, es Cataluña, la de los separatistas bendecidos por obra y gracia de la investidura, y aquí la ley, el orden y lo que está bien y lo que está mal lo deciden los lazis y no el Código Penal.
Manolo, el agredido, junto a su sobrina encarnan el prototipo del judío durante el Tercer Reich. Las tropas de asalto nazis les humillaban en plena vía pública
Manolo, el agredido, junto a su sobrina encarnan el prototipo del judío durante el Tercer Reich. Las tropas de asalto nazis les humillaban en plena vía pública, les pegaban, los detenían para llevárselos a campos de exterminio y todo ante la indiferencia, cuando no alegría, de los que contemplaban aquel horror. Algo habrán hecho, solían decir. Es el más cobarde, vil y rastrero refugio de la gente que está en este mundo porque tiene que haber de todo. Un minusválido y una menor zarandeados e insultados por llevar un llavero de España, insistimos, pero a saber que habrán hecho. Y así estamos en la tierra objeto de mercadeo entre Puigdemont, Aragonés y Sánchez, ese gran pacificador. Es una lástima que, sin embargo, siga habiendo canallas, miserables perdonavidas que solo se atreven con los débiles, que son unos profesionales del matonismo y herederos de aquellos torturadores separatistas que fueron los tristemente hermanos Badía, uno de ellos conocido como Capità Collons, en la generalidad republicana. Es la violencia de Terra Lliure, los CDR, el Tsunami, Arran, incluso de las viejecitas de Junts que han pasado de jugar al bridge en sus caras casitas del barcelonés barrio bien de San Gervasio a gritar fills de puta y arrearnos con paraguas, bastones o muletas, pobrecicas, a quienes nos oponemos a que unos estafadores nos denigren a ciudadanos de segunda.
Un abrazo a las víctimas y mi más rendido reconocimiento a esos tres de VOX que tienen más coraje que una compañía del Tercio
Los concejales de VOX de Tarrasa con mi admirada Alicia a la cabeza – ¡qué coraje tiene esta mujer, por Dios! – se fueron a ver a Manolo para ofrecerle su apoyo, su afecto y la ayuda que pudiese necesitar. Pero, claro, VOX es fascista como ustedes saben. Y el PP. Y la judicatura. Y los que nos manifestamos en las calles contra de la amnistía. En cambio, el repugnante ser que cometió la agresión con diversos agravantes por tratarse de una menor y un discapacitado, no. Ese un modelo de patriota catalán al que el ayuntamiento de Tarrasa debería rendir homenaje y colocar una placa en la calle de marras con un texto que diga “En Tarrasa se combate al fascismo”.
Son unos canallas. Los que agreden y los que no lo impiden. Un abrazo a las víctimas y mi más rendido reconocimiento a esos tres de VOX que tienen más coraje que una compañía del Tercio. Lo que no es poco decir.