• Publicado el sábado, 24 febrero 2024 por Santiago González en su blog

Foto de Feijóo junto a Marcial Dorado en 1995

Creía uno que fue Ábalos el cazatalentos que fichó a Koldo en la puerta del puticlub, pero me equivocaba. Fue el sucesor en la Secretaría de Organización, Santos Cerdán. No me llama tanto la curiosidad de saber qué había ido a hacer Cerdán al Rosalex, que así se llamaba el serrallo de Pamplona donde Koldo García prestaba sus servicios como portero.

Se puede imaginar, pero me puede la curiosidad cuantitativa de imaginar cuántas veces acudió a la manfla para acabar trabando una relación de confianza con el portero. Hablaré por mi experiencia. Yo he hecho amistad y he cambiado confidencias con varios barmen, pero siempre he tenido que invertir más de una, de dos copas y hasta de tres. El caso es que fue Cerdán quien lo llevó a Madrid y le presentó a Ábalos, que también hizo amistad con él, es lo que tiene el don de gentes. Lo curioso es la proclividad de este hombre hacia el mundo oscuro en más de una especialidad. Recordará el lector su posado junto al golpista prófugo debajo de la urna del delito.

La Guardia Civil ha intervenido una conversación telefónica entre dos de los imputados en la trama, los empresarios Cueto y Rotaeche en la que ambos implican a Koldo García y a José Luis Ábalos: ‘esto era un favor que le estaba pidiendo tu vecino (Koldo)… él y su ex jefe… y parece ser que el otro ha dicho que si… porque le han dado otro favor a cambio’».

Hay que recordar que el jefe de Koldo fue el encargado de plantear la moción de censura contra Rajoy en 2018 y nada temen tanto los sanchistas como la hemeroteca. Fue la misma sesión en la que Pedro Sánchez invocó el ejemplo de Alemania «Lo que hay en Europa son Gobiernos, como en Alemania, en los que, por ejemplo, personas que han desempeñado responsabilidades ministeriales y a las se les ha descubierto que han plagiado una tesis lo que han hecho ha sido dimitir». Ábalos, la cabeza visible de este ludibrio, centro su intervención en la corrupción: “para que España deje atrás la corrupción y la indecencia”.

Tengo para mí que las agonías de los Gobiernos socialistas se parecen. Este momento recuerda poderosamente a los coletazos de Felipe González, cuando le dimitieron por escándalos dos vicepresidentes (Guerra y Serra) un ministro de Agricultura, uno de Sanidad y otro de Defensa. También dimitieron dos ministros decentes, los dos de Interior (Corcuera y Asunción). En este tiempo final del sanchismo hay cada día un escándalo y lo de Koldo ha salpicado ya a los ministros Marlasca, Víctor Torres e Illa (ex), así como a dos secretarios de Organización del PSOE (Ábalos y Cerdán) y a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol. La diferencia con el felipismo es que aquí no dimite ni Dios. Uno que lo hizo, Màxim Huerta, debe de tener un complejo de pardillo que se tendrá que tratar en psicoanálisis.

Ábalos ya empieza a recibir indirectas señalando la puerta de salida. Acabará dimitiendo, aunque esto no se va a parar ahí. Por muchas vueltas que le den tratando de encontrar cualquier tema que sirva para cambiar la conversación no será otra cosa que el canto del cisne, pero en plan prosaico. Las elecciones vascas, a menos de dos meses, mostrarán al socialismo batido por sus socios, PNV y EH Bildu. Y las europeas están a un paso, ahí les crujirá el PP.