VIERNES 2. 21.50 H. PATIO DEL CONGRESO
Mariano Rajoy abandona el Hemiciclo y pone camino a La Moncloa con sabor agridulce. Con 180 votos en contra, la Cámara le ha rechazado como presidente. Pero su equipo está satisfecho de la faena parlamentaria del candidato a la investidura. La noticia del nombramiento de José Manuel Soria –ministro dimitido por su aparición en los papeles de Panamá– para un puesto en el Banco Mundial llega cuando el Congreso se vacía de diputados. Una periodista pregunta al jefe de Gabinete del presidente en funciones, Jorge Moragas. «No sé si es cierto, pero él es funcionario… tiene derecho». Pillan saliendo a la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, que responde: «No sé nada, no es una decisión tomada por el Gobierno». La vicepresidenta del Gobierno de Castilla y León, Rosa Valdeón, es la primera voz que critica públicamente el nombramiento de Soria. Antes de meterse en la cama, el presidente en funciones llama a Albert Rivera, después de que le informen que el líder de Ciudadanos tiene un cabreo notable por la dura intervención de Rafael Hernando y porque se siente engañado por el PP tras conocer el nombramiento del ex ministro de Industria.
SÁBADO 3. 13.00 H. SEDE DEL PP.
Mariano Rajoy preside el Comité Ejecutivo del PP convocado para recibir el respaldo del partido antes de partir hacia China para una reunión del G-20. El candidato rechazado por el Congreso está satisfecho. Toda la prensa nacional pone el foco en Pedro Sánchez como el causante de que él no haya sido elegido presidente. Aunque el fantasma de Soria cruza la sala silencioso, el presidente del PP recoge satisfecho el apoyo de sus fieles. La diputada y ex alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, le da las gracias llorando por haber defendido la «dignidad» del PP frente a Ciudadanos. El portavoz parlamentario recibe dos calurosas ovaciones por sus advertencias a Rivera. Al finalizar la reunión, el presidente del partido se despide de los miembros de la dirección y les tranquiliza sobre el nombramiento de Soria. Hay argumentos más que de sobra para defender la justicia del puesto adjudicado. Desde la sede central se envía un argumentario a todas las sedes del PP para que lo repliquen en las intervenciones públicas. La tesis es que se trata de una cuestión técnica y no política, tomada por la Comisión de Evaluación de Candidaturas a las Instituciones Financieras Internacionales dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad. Según el documento enviado por el Gobierno al PP, Soria tenía el mejor currículo requerido para el cargo de director ejecutivo del Banco Mundial. La secretaria general del PP repite ese argumentario en la rueda de prensa posterior al Comité Ejecutivo.
DOMINGO 4. HANGZHOU (CHINA).
El presidente del PP responde en tono ofendido cuando los periodistas españoles desplazados al G-20 le preguntan por José Manuel Soria. No entiende dónde está la polémica. «Si un funcionario no puede volver a ser funcionario… ¡Esto qué es! Hay que ser justos con la gente. ¿Qué vamos a hacer? ¿Le echamos de España?». Fuentes cercanas al presidente aseguran que en todo momento Rajoy pensó únicamente en que le debía un favor a Soria, después de su dimisión por tropezar consigo mismo en las aclaraciones sobre su presencia en los papeles de Panamá. «La realidad en la que se mueve Rajoy es distinta a la del partido y a la de la opinión pública. Para él, Soria no hizo nada malo y por tanto era de justicia darle una salida digna, aprovechando su condición de funcionario. Rajoy piensa sólo en el derecho de Soria a optar a un puesto, a dar al amigo una solución personal. Cree que Soria pagó un precio que no ha pagado nadie. Nunca pudo imaginar que se montara todo este lío», aseguran los interlocutores de este diario.
El ministro de Economía en funciones, responsable del nombramiento, dice por su parte que a Soria «no se le podía decir que no» y proclama: «Esto no es un escándalo». Luis de Guindos, según sus colaboradores, era consciente de que su decisión iba a ser polémica, pero en absoluto esperaba la tormenta desatada. «La capacidad política de De Guindos para medir el impacto de una decisión como ésta en la opinión pública es muy baja», señala un buen conocedor del ministro.
LUNES 5. 9.30. HOTEL VILLAMAGNA. MADRID.
Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP a la Xunta de Galicia, certifica que el ministro de Economía y Competitividad en funciones, Luis de Guindos, estaba en un error. El nombramiento de Soria sí es un escándalo. «Difícil de entender para mucha gente», dice el presidente gallego con diplomacia. Todos los presidentes regionales del partido critican en cascada el nombramiento, mientras la dirección del PP ha tomado conciencia ya de que el Gobierno les ha metido en un lío. Durante todo el fin de semana, los miembros del equipo del PP que negoció el pacto con Ciudadanos han mantenido contacto telefónico con los dirigentes del partido naranja para salvar el pacto de los 170 escaños, en serio peligro por el nombramiento de Soria. Tuvieron que marcar el teléfono varias veces porque a la primera no les respondieron. La comparecencia de José Manuel Villegas tras la ejecutiva de Ciudadanos les alivia. «No podíamos permitirnos el lujo de perder al único aliado que hemos tenido. La investidura no fue bien y existía el peligro cierto de que Ciudadanos se moviera hacia el PSOE. Teníamos que garantizar que seguimos siendo 170 y eso se puso en riesgo por el asunto de Soria», asegura un dirigente del PP.
MARTES 6. SEDE DEL PP.
El escándalo sigue creciendo y ya rebasa a sus protagonistas. Los medios de comunicación aclaran que el argumentario enviado por el PP nacional a sus sedes no era cierto. Ni concurso, ni publicitado, ni comisión técnica, ni nombramiento inevitable. Tal y como publicó EL MUNDO, Rajoy llamó a su amigo por segunda vez y con el tacto correspondiente le dijo que la cosa pintaba mal porque la situación política era delicada, y el partido estaba preocupado. En fin, ya sabes, esto es complicado, ¿qué le voy a hacer? Buen conocedor de la psicología presidencial, José Manuel Soria renuncia al puesto en la tarde del martes, advirtiendo de que lo hace a petición del Gobierno.
MIÉRCOLES 7. 9.30 H. HOTEL PALACE.
Mariano Rajoy presenta en un desayuno al candidato a lehendakari Alfonso Alonso. El presidente en funciones tiene el rostro cansado y el gesto aún más cansado cuando escucha el apellido de su amigo Soria. Ha ordenado pasar página. El nombramiento nunca existió. Javier Maroto es el único miembro de la dirección del PP que hace declaraciones. El resto abandona el hotel discretamente, abochornados por el espectáculo, mientras la oposición afila los cuchillos en el Parlamento.
JUEVES 8.
El caso Soria acaba resucitando el Juego de Tronos en el Gobierno y en el PP. El ex ministro de Industria comprueba que, como le dijo Miquel Roca a Alfonso Guerra en el Pleno donde compareció para hablar del caso Juan Guerra: «A usted hay gente que le tiene muchas ganas». El entorno de Soria aclara que el poderoso lobby de las eléctricas al que se enfrentó durante su estancia en el Ministerio se ha cobrado la factura. Su pertenencia al G-8, el grupo de ministros amigos del presidente Rajoy y poco amigos de la vicepresidenta, se cuela en el guion como una pieza más del espectáculo. La presidenta del Congreso se ve obligada a convocar un pleno extraordinario para la comparecencia de Luis de Guindos ante la demanda de todos los partidos menos el PP. La presión sobre el ministro de Economía continuará la próxima semana. Para endulzarle el trago, la casualidad lo ha convertido en un autor de éxito. El libro que ha escrito sobre sus años en el Ministerio –España amenazada (Península)– está entre los más vendidos en Amazon y ya se ha encargado una segunda edición. Lo presentará Rajoy y promete ser el acontecimiento editorial del otoño.
VIERNES 9.
Día de reflexión en el Gobierno y en el partido sobre las causas de otra semana horribilis en medio de una crisis política sin precedentes. Las fuentes consultadas por este diario resumen así lo sucedido. «Ha sido una torpeza no pensada, ni meditada, ni consultada con nadie. Es obvio que Rajoy y Soria hablaron del asunto del Banco Mundial antes del verano y que el presidente estuvo de acuerdo en buscarle una salida. Por supuesto que Luis de Guindos consultó la decisión con el presidente, como ha hecho siempre con todas las decisiones. Otra cosa es que le informara de detalles puntuales como el día y la hora en la que se haría público el nombramiento. Falló el olfato político, el ministro no se dio cuenta de la situación en la que estamos. Él está ocupado en otras cosas. Si el nombramiento fue desgraciado, la explicación resultó aún peor. El PP ha aparecido ante la opinión pública enredado otra vez en nepotismos y amiguismos. Creemos que estamos instalados aún en la mayoría absoluta de los cuatro años de gestión de Rajoy, sin darnos cuenta de que la sociedad ya no lo aguanta todo. Seguramente Soria tenía derecho a una salida, pero no así, ni en este momento. A este Gobierno le sigue faltando tacto y sensibilidad. En el nuevo escenario hay que acostumbrarse a que no siempre tienes la razón, hay que recuperar la humildad, pensar, dialogar, consultar, ceder, no queda más remedio. No podemos equivocarnos sobre el momento político».
«Toda situación de interinidad que dure más de lo razonable acaba generando problemas con terceros y contigo mismo. Se ha producido un deterioro evidente del Gobierno en funciones durante estos nueve meses. Han desaparecido varios ministros y el banco azul está en su mitad vacío. Hay varios miembros del Gobierno que ostentan dos carteras cada uno. Cada día que pasa en funciones, el Gobierno va a menos. La gente deja de reconocer tu autoridad como ministro. Mandan más los secretarios de Estado. Un Gobierno salido de las elecciones de 2011 no puede seguir en septiembre de 2016, el desgaste es brutal. No puede haber dirección política porque la política en este momento en España ha perdido la normalidad. El presidente participa en las reuniones internacionales, como el G-20 o el Consejo Europeo, y le da vergüenza porque es a él a quien le piden cuentas de por qué España no tiene Gobierno, ni tendrá Presupuesto ni podrá cumplir los compromisos con la UE».