El económico Cinco Días, del grupo Prisa, publicaba el miércoles 27 una entrevista con Carlos Cuerpo, secretario general del Tesoro, que era todo un aviso a navegantes sobre lo que estaba a punto de ocurrir. “La condonación a Cataluña contribuye a la sostenibilidad de la deuda del Estado”, rezaba el titular de la misma. De modo que cuando, 48 horas después, se supo que Cuerpo había sido promovido a ministro de Economía, los más avisados tuvieron una nueva evidencia de esa refinada maldad de que tantas veces ha hecho gala Pedro Sánchez, un tipo que antes de nombrar ministro a su íntimo amigo le obliga a jurarle fidelidad, le fuerza arrastrarse por el barro, le exige que se humille públicamente defendiendo lo indefendible: los 15.000 millones perdonados al nacionalismo catalán a cambio de sus votos. Y a fe que Cuerpo ya ha mutado en exultante adulador del capo. Lo de su toma de posesión, el viernes, se convirtió, en efecto, en un acto de servidumbre rayano en el vasallaje. Así, “La enorme reputación internacional de España gracias a Sánchez y Calviño» les ahorro el bochorno, que pueden ustedes cotejar en la magnífica crónica que ese día firmaba aquí Mercedes Serraller. No le anduvo a la zaga la propia Nadia: “Mi gestión con mi melliza, aunque no lo parezcamos, mi hermana Montero, pasará a los libros de historia”. ¿Qué lleva a esta gente a alcanzar tan groseras cotas de autobombo? ¿Qué han hecho con su sentido del ridículo? ¿Es capaz su desvergüenza de anular cualquier asomo de pudor?
Un tipo que antes de nombrar ministro a su íntimo amigo le obliga a jurarle fidelidad, le fuerza arrastrarse por el barro, le exige que se humille públicamente defendiendo lo indefendible: los 15.000 millones perdonados al nacionalismo catalán a cambio de sus votos
Y el caso es que Cuerpo no parece mal tipo. Al contrario, gente con criterio, no precisamente socialista, valora su currículum y elogia su capacitación profesional como economista. Un buen TECO que lo ha hecho bien por donde ha pasado. También es verdad que el Tesoro lleva muchos años haciendo muy bien su trabajo: financiar los déficits pagando lo menos posible (ahí el BCE ha echado muchas manos) y estructurar las emisiones de deuda buscando el largo plazo, el máximo posible. Pero es evidente que Cuerpo es un técnico sin perfil político, un funcionario que jamás ha pisado una empresa privada, que llega al cargo por descarte y después de que nombres de prestigio dieran la espalda, espantados, a la posibilidad de unir sus destinos a un Gobierno de extrema izquierda como este. Sánchez tira de armario y promociona a un subordinado de Calviño, que es quien en última instancia le propone. No hay más. No tiene más. Y entrega galones de vicepresidenta de Marisú Montero, una mujer que estudió Medicina, que no sabe nada de Hacienda pública y que no tiene ni idea de macroeconomía, pero que ha demostrado una fidelidad perruna al carismático líder, al jefe del clan, don Sanchilone, al que siempre dice lo que quiere oír. De modo que Cuerpo será un “mandado” dispuesto a recibir las órdenes de Sánchez vía Montero y a cumplirlas sin pestañear, y que además se ocupará de acudir a las reuniones del Ecofin, un marrón que la Lola Flores de Hacienda se ha quitado de encima, y de cuidar la herencia de Calviño, evitando que ese gigantesco fraude gestado en torno a los fondos europeos pueda un día explotarle a la Doña en el culo, se supone que cuando en Bruselas se cansen de preguntar qué está pasando, que ha pasado en España con los fondos Next Generation UE. Quién se lo está llevando crudo.
Es evidente que Cuerpo es un técnico sin perfil político, un funcionario que jamás ha pisado una empresa privada, que llega al cargo por descarte y después de que nombres de prestigio dieran la espalda
¿Qué va a pasar con la economía española a las órdenes de Cuerpo? Nada. O mejor dicho, nada bueno. Cuerpo a tierra que vienen los mismos, con idénticos sesgos. La última obra maestra de Calviño, supremo acto de sumisión, ha sido endosar en el Consejo de Ministros un Decreto-ley de medidas económicas impuesto por Yolanda Díaz, la comunista pija, que viene a representar más gasto público y más clientelismo, justo lo contrario de ese imprescindible ajuste por el que está presionando la CE y cualquier economista serio. Más gasto y más subvenciones, ergo más impuestos sobre clases medias y empresas. Menos posibilidad de crecimiento. Obligado a seguir manteniendo abierta la espita del gasto para fidelizar su clientela electoral, Sánchez necesita un ministro que siga apañando la financiación de la deuda, que vigile la evolución del euribor y siga llamando a las puertas del BCE en busca de ayuda. Patada a seguir y hasta que el cuerpo aguante.
El crecimiento y el empleo parecen haberse frenado de forma clara desde el verano, con los agregados del consumo privado también en franco retroceso. El PIB podría crecer en torno al 1,4% en 2024, un punto menos que el 2,4% previsto para este año, guarismo insuficiente en todo caso para satisfacer la pulsión al gasto del Ejecutivo y al mismo tiempo tender hacia los objetivos de deuda (actualmente cercana al 110% del PIB) del 60%, y de déficit (ahora en el 4%) fijado en el 3% para el año que comienza mañana, de acuerdo con las nuevas reglas fiscales fijadas recientemente por Bruselas. De todas maneras, las Tres Gracias –doña Nadie, su hermana melliza y la Ribera– que el viernes bailaban la conga en Economía con Cuerpo presente de testigo, las tres carentes del menor rigor presupuestario, no van a tener mayor problema con esas nuevas reglas teniendo el jefe que tienen, fundamentalmente porque la actual UE no está para novelas ejemplares, y porque esas reglas conceden a los miembros del club hasta cuatro años para alcanzar el 3% de déficit y el 60% de deuda, cuatro años ampliables a siete, largo me lo fiais, con el añadido de un Euribor que ha cedido casi medio punto de sus máximos de septiembre, lo que tenderá a aliviar el servicio de la deuda y las nuevas emisiones. Sánchez lo tiene fácil para seguir haciendo de su capa un sayo. Aquí la única esperanza de ajuste fiscal, de rigor fiscal, reside en los mercados, esa nebulosa que puede que un día -¿cuándo?- empiece a cansarse de la indisciplina de un país que se fuma un puro con la ortodoxia financiera y gasta todos los años 70.000 millones más de lo que produce.
Las Tres Gracias –doña Nadie, su hermana melliza y la Ribera- que el viernes bailaban la conga en Economía con Cuerpo presente de testigo, las tres carentes del menor rigor presupuestario, no van a tener mayor problema con esas nuevas reglas teniendo el jefe que tienen
España seguirá en la cuesta abajo en la que lleva instalada desde el año 2004, perdiendo constantemente posiciones en lo que a renta per cápita se refiere. Citaba recientemente el economista José Carlos Díez: “En 2004 nuestra renta por habitante era un 15% inferior a la de Alemania y un 30% inferior a la EEUU; en 2023 es un 25% menor que la de Alemania y un 40% menor que la de EEUU. Si nos comparamos con países más pequeños y que mejor se han adaptado a los cambios globales, el resultado es aterrador”. Un país condenado a la pobreza por culpa de una clase política de ínfima calidad, cualidad llevada al paroxismo tras la aparición en escena de un bandolero que concibe España como una gran Casa del Pueblo de la que disponer a su antojo, con la liberalidad con la que la mafia dispone del territorio que controla. Vale la cita de Albert Camus: “la pobreza de la gente impide la belleza del mundo”. Esta semana hemos sabido que la multinacional Intel construirá una gran factoría de semiconductores en Israel, con una inversión de 25.000 millones de dólares y la creación de miles de empleos. Un país cercado por los conflictos es capaz de captar una inversión semejante porque dispone del capital humano necesario y del talento y determinación de una elite –política, financiera, militar- acostumbrada a actuar como polo de atracción. Intel elige Israel –después de haber elegido también Alemania- mientras nuestro bobo solemne se declara enemigo de Israel y se hace fotografiar con el pañuelo palestino en la cabeza. Como no podía ser de otro modo, la inversión extranjera directa en España se ha secado en 2023. Nuestros jóvenes no tendrán trabajo, pero podrán seguir viajando gratis por Europa y asistiendo a festivales subvencionados donde podrán seguir fumando porros. La cultureta progresista.
España seguirá en la cuesta abajo en la que lleva instalada desde el año 2004, perdiendo constantemente posiciones en lo que a renta per cápita se refiere
Enfrascado en una estupenda lectura navideña (reedición de “Entre el Este y el Oeste, un viaje por las fronteras de Europa”, de Anne Applebaum), tropiezo con una cita que en su visita a Königsberg, patria del gran Immanuel Kant, la autora atribuye a Johan Herder, creador del concepto de Volkgeist y discípulo del filósofo prusiano, para quien su maestro “no era indiferente a nada que valiera la pena conocer. Ninguna cábala, ninguna secta, ninguna ventaja para sí mismo, ninguna ambición ejercía la menor influencia en él en comparación con el desarrollo y la ilustración de la verdad”. Dos siglos y pico después, la frase deslumbra enfrentada al espejo de la mentira, la falsificación, el engaño, el perjurio y la traición que en nuestros días representa el innombrable. En la rueda de prensa resumen del año, en la que solo permitió preguntas a periodistas con rodilleras, el sujeto tuvo el desparpajo de afirmar que el suyo “es un Gobierno limpio y sin tacha de corrupción”. Lo dice quien ha comprado su presidencia con dinero público y con la destrucción del Estado de Derecho; quien, apenas 24 horas después, entregaba la alcaldía de Pamplona a los herederos de las pistolas como parte de ese pago; quien ha colocado en puestos bien retribuidos a ministros, amigos y conmilitones, incluida su propia mujer; quien esta misma semana despedía de la presidencia de Correos a su íntimo amigo, dejando tras de sí un agujero de 1.100 millones. Probablemente nunca hubo en la historia reciente de España gobernante más corrupto que Pedro Sánchez.
Nuestros jóvenes no tendrán trabajo, pero podrán seguir viajando gratis por Europa y asistiendo a festivales subvencionados donde podrán seguir fumando porros
Cerramos un año para olvidar, presidido por el gran fiasco del 28 de julio o el fracaso de la derecha democrática española, en su doble versión, a la hora de lograr una mayoría que le permitiera formar Gobierno. Un fracaso –la obcecación de unos y la miseria de otros, olvidados todos del verdadero enemigo común- de consecuencias históricas, que nos sitúa en el horizonte de cuatro años potencialmente temibles para la nación de ciudadanos libres e iguales. Con un presidente de cartón piedra, porque el verdadero titular del Gobierno se llama Carles Puigdemont. ¿A quién reporta Sánchez? ¿De quién depende en realidad este atípico golfo con modos y maneras de chulo de discoteca? Se admiraba Maquiavelo de la facilidad con la que los humanos se equivocan o se dejan engañar: “Son tan simples los hombres –afirmaba- y obedecen tanto a las necesidades presentes, que el que quiera engañar siempre encontrará a quien se deje”. ¿A quién reporta Sánchez? ¿Quién le está utilizando como mero trampantojo? Millones de esos españoles simples y dispuestos a dejarse engañar siguen sin ser conscientes de estar viviendo ahora mismo sobre una especie de plácido estanque debajo del cual anida una bomba de enormes proporciones a punto de explotar. Me refiero, por ejemplo, al episodio protagonizado esta semana por un good for nothing de nombre Jaime del Burgo, quien esta semana ha publicado en twitter sus lances amorosos con las hermanas Ortiz Rocasolano.
No perdamos la esperanza. Avivemos la llama. Los milagros existen, en Argentina y en España
Apenas tres días después del magnífico discurso navideño del rey Felipe VI, digno émulo de aquel otro célebre del 3 de octubre de 2017, los enemigos de la nación vuelven a enseñar la patita para enviar al monarca, postrera frontera, último bastión, una advertencia de desestabilización demoledora. El talón de Aquiles, el cepo de Felipe VI. Y no es tanto el por qué hace Del Burgo lo que hace, como el para qué lo hace, y, sobre todo, en nombre de quién lo hace. En un país serio, con unos servicios de inteligencia dignos de tal nombre, el cretino de la pashmina, como el lamentable Villarejo hace tiempo, hubiera tenido ya algún contratiempo serio. Pero este es un país al pairo y a merced de sus enemigos, al frente de los cuales figura ni más ni menos que el teórico presidente del Gobierno, con un CNI cerrado por cese del negocio, si es que a estas horas no está siendo utilizado por los enemigos de la nación para acabar con ella. No perdamos la esperanza. Avivemos la llama. Los milagros existen, en Argentina y en España. Nos espera un año con al menos tres elecciones de importancia que dibujaran el recorrido a corto plazo de este Gobierno ilegítimo, por más que legal, y corrupto a más no poder. Es tal su dependencia, tan obligado está a caminar diariamente sobre el alambre que sostienen sus socios, que el menor derrape puede acabar con el vehículo en la cuneta. Año, pues, tan dramático como apasionante. Feliz 2024 para todos los lectores de Vozpópuli.