Manuel Vilas-El Correo
- A los viajeros curiosos no se les engaña con el triunfalismo gubernamental con la economía
No sé cuál será el resultado de las elecciones. Pero sí sé cosas de la realidad económica de España porque me paso la vida viajando por Europa y Estados Unidos. A los viajeros curiosos no se les engaña con el triunfalismo gubernamental en materia económica. A pie de aeropuerto, a pie de calle de las principales ciudades europeas, sean París, Fráncfort, Milán o Londres, se nota que el Producto Interior Bruto de España es la cosa más discreta del mundo. Y la renta per cápita en España es la misma que la de Eslovenia. Seguimos siendo los más pobres. Tal vez antes éramos aún más pobres, eso es verdad. Pero el que viaja por Europa sabe que un agua mineral en un aeropuerto alemán cuesta 4 euros y en uno español 1,50. Por eso cuando veo el triunfalismo económico del Gobierno actual me pregunto de qué cojones hablan, perdón por el vocablo.
Los salarios franceses y alemanes doblan a los españoles. Los trabajadores de Francia, Italia y Alemania ganan mucho más que los españoles. La culpa es acumulativa, no viene de este Gobierno, viene de muchos Gobiernos anteriores, y este ha conseguido algo importantísimo como subir los salarios, pero en modo alguno ha logrado la modernización económica de España. Porque aquí lo que nos puede son los debates bizantinos que no representan el interés general. En eso España sigue siendo diferente. El debate fértil es la prosperidad económica, ese es el que transforma el mundo, porque de él emanan todas las políticas eficaces de justicia social, distribución de la riqueza, extensión de la cultura y Estado del bienestar. Alguien tendrá que crear riqueza en España, digo yo.
El otro día vi el debate a siete en la televisión pública. Creo que ninguno de los intervinientes ha creado un puesto de trabajo en su puta vida, perdón de nuevo por la palabra pero es que uno se harta de tanta hipocresía. Son todos funcionarios, profesionales del salario estatal. ¿Y cómo pagaremos a los funcionarios? ¿Y cómo pagaremos a los políticos profesionales? ¿Y cómo pagaremos a los inspectores del fisco? Los autónomos lo pagan todo en España. Son como una especie de cerdos sacrificiales. Se aprovecha todo: nos comemos sus perniles, su higadillos, sus costillas, sus riñones, sus orejas, su lomo. Hacemos morcilla y longaniza. Manitas de cerdo, qué buenas que están. Y una vez que nos hemos comido el cerdo, ¿qué hacemos? Pues esperar al engorde del siguiente autónomo. Hacienda asa a los autónomos a la parrilla, la Seguridad Social se come los cojoncillos de los autónomos. Y el día en que los autónomos, ya hartos, se conviertan en funcionarios, entonces nos quedaremos sin los idiotas y sin Spain.