IGNACIO VARELA-EL CONFIDENCIAL

  • En lugar de agregar en una misma categoría todas las respuestas que expresan inequívocamente malestar y rechazo hacia la actuación de los políticos, Tezanos procede al contrario
No tiene ningún interés detenerse a comentar las estimaciones de voto del CIS de Tezanos. Porque no hay elecciones a la vista. Y también porque lo único valioso que suministra es que permite deducir lo que Iván Redondo quiere que se transmita en cada momento, puesto que es en su despacho donde se manufactura el dato.

Atendiendo al resto de la encuesta publicada este jueves, se obtienen dos conclusiones relevantes. Primero, hasta qué punto la esfera de la política se ha divorciado por completo de la realidad objetiva del país y de la preocupación subjetiva de la sociedad. Segundo, que la política rivaliza con el coronavirus y con la economía como el problema más grave del país en la conciencia ciudadana. De hecho, los supera ampliamente, pese al intento tezanista por camuflarlo.

Empecemos por ahí. En la pregunta —que el CIS repite desde tiempo inmemorial— se pide a los encuestados que señalen cuáles son, a su juicio, los tres principales problemas que existen actualmente en España, y que los ordenen por la importancia de cada uno. Solo en dos ocasiones el paro ha cedido la primera posición: sucedió en abril de este año y se ha repetido en octubre. En ambos casos, aparentemente, lo superó la preocupación por el coronavirus.

Digo aparentemente porque, como no podía ser menos, la presentación de los datos tiene truco tezanesco. Consiste en lo siguiente: la pregunta es abierta, lo que significa que no se sugiere ninguna respuesta. Cada persona menciona los tres problemas que más le preocupan y lo hace con sus propias palabras. Naturalmente, ello obliga a agrupar las múltiples respuestas en categorías más o menos homogéneas: “el coronavirus”, “la economía”, “la sanidad”, «la educación», etc. Con una excepción: la política.

En lugar de agregar en una misma categoría todas las respuestas que expresan inequívocamente malestar y rechazo hacia la actuación de los políticos, Tezanos procede al contrario: las desperdiga hasta en siete apartados diferentes para diluir y camuflar su peso real.

En los resultados que se publican, la pandemia es una sola categoría, aunque cabe suponer que cada entrevistado lo habrá expresado con distintas palabras. Lo mismo sucede con la crisis económica, el paro o la mayoría de los problemas que la gente menciona. Ese es un tratamiento honesto de una pregunta abierta.

Llegamos a la política y se produce este milagro de los panes y los peces:

Atención: De acuerdo a estos datos, casi el 40% de los españoles señala la política (la de los políticos) como el principal problema del país (14 puntos por encima del coronavirus y 22 puntos más que la economía y el paro sumados), y más del 70% la incluye entre los tres primeros problemas. Esto sucede en plena recidiva de la pandemia, con gran parte de la población del país sometida a medidas excepcionales y con la economía al borde de la bancarrota, aferrada desesperadamente a las ayudas europeas. En ese contexto, la política de los políticos emerge no solo como el problema más preocupante, sino como el mayor obstáculo para resolver los problemas de España. El intento pueril de Tezanos de encubrir esta realidad abrumadora solo muestra hasta qué punto el poder es consciente de la carga explosiva que contiene semejante estado de opinión.

Esto es mucho más peligroso que la manida desafección. Que el momento histórico de máxima emergencia nacional coincida con el de máxima hostilidad hacia los encargados de resolverla solo puede conducir al infierno. De ahí a una impugnación radical del sistema hay un paso. Vox sabe lo que hace con su moción de censura.

El divorcio de la política con la realidad (“la política se desgaja de la vida”, escribió Pablo Pombo en este periódico) emerge también en la misma parte de la encuesta. He aquí el grado de preocupación de los españoles sobre los temas que monopolizan en estos últimos días el graznido de los dirigentes políticos, las portadas de los periódicos y las tertulias de radios y televisiones:

De las 2.924 personas que han respondido a la encuesta, 58 han expresado preocupación especial por el tema de Cataluña, 32 por la cuestión monárquica, 29 por los problemas del poder judicial y tres almas solitarias por el auge de los nacionalismos. Y no será porque no se hayan dedicado horas de discusión a estas cuestiones. Este jueves, la sentencia del Supremo sobre la Gürtel absorbió toda la capacidad injuriadora de sus señorías, ocupó portadas y varias páginas en los periódicos y abrió todos los informativos. En la misma jornada, el virus mató a más de 200 personas y desaparecieron miles de empleos y de empresas. Pero era necesario avanzar mucho en la lectura o en la escucha para encontrar una rutinaria, casi apática, mención a las cifras de la tragedia.

Un marciano recién llegado que asistiera este miércoles a la nauseabunda sesión parlamentaria y al que se le explicara la situación objetiva por la que atraviesa España, exclamaría, como Obélix: «¡Están locos, estos terrícolas!». Pues eso es lo que los políticos y su política han terminado siendo para la sociedad a la que presuntamente representan y dirigen: marcianos. El enemigo del pueblo, vaya.