Olatz Barriuso-El Correo
- La última encuesta de Tezanos dispara al PSOE, que podría gobernar con holgura y con menos socios incómodos que ahora. ¿A qué espera entonces Sánchez para convocar elecciones?
Según el CIS, Pedro Sánchez ganaría las elecciones por tanto margen que le sobrarían votos para ser presidente de Francia y premio Nobel de la Paz el año que viene». La ironía es cortesía del exdirigente de Podemos Pablo Echenique, pero sirve para retratar el estado de ánimo general con que se acogió ayer el último barómetro del CIS: entre la estupefacción y la chanza en casi todo el arco parlamentario y con euforia en el patio socialista.
La encuesta dispara al PSOE hasta la estratosfera, 15 puntos por encima del PP, y humilla a Alberto Núñez Feijóo -casi se puede escuchar de fondo a José Félix Tezanos entonar el ‘ánimo, Alberto’ que el presidente del Gobierno dedicó, socarrón, al jefe de la oposición en la sesión de control del Congreso- al rebajar la estimación de voto de los populares a un 19,8%. Una caída abismal de cuatro puntos en un mes y casi diez desde mayo (su peor registro en los últimos cuatro años) que no contempla ningún otro estudio, aunque todos registren una tendencia a la baja de los conservadores, aunque más ligera, y una cierta recuperación, también mucho más modesta, de los socialistas.
Con todo, eso no es lo peor para el líder del PP: el sondeo sitúa a Vox pisándole los talones, a sólo dos puntos de distancia, y además entroniza a Abascal como el segundo líder más citado como presidente favorito de los españoles, por detrás, por supuesto, de Sánchez.
Si a esos datos, ya de por sí elocuentes, se le suma la tónica general de las últimas encuestas privadas se constatan varias tendencias, sobre todo el significativo avance de Vox a costa del PP y la probada resiliencia de la marca PSOE, que resiste contra viento y marea pese a que los frentes judiciales que acosan al presidente se han agravado en las últimas semanas: su mujer, su hermano, el fiscal general y nuevas entregas de las juergas y las txistorras en efectivo del clan Koldo-Ábalos.
La pregunta no es tanto si la corrupción ya no penaliza a los partidos a los que corroe. Sería temerario minusvalorar su impacto sobre todo si se tiene en cuenta que en el ‘top ten’ de principales problemas de los españoles que elabora el propio CIS, encabezado por la vivienda y la inmigración, aparecen las prácticas corruptas y el «mal comportamiento de los políticos». Tampoco parece cabal pensar que su última entrega obedezca estrictamente a lógicas demoscópicas. Desde que Tezanos llegó al organismo público en 2018, siempre ha sobrevalorado a la izquierda.
Los más forofos de Sánchez se agarraban ayer a que Tezanos casi la clava en las últimas generales, las del 23-J de 2023. No fue estrictamente así: la macroencuesta difundida el 5 de julio avanzaba un empate técnico entre PP y PSOE, con victoria pírrica de Feijóo, que acabó aventajando en casi punto y medio y dieciséis escaños al PSOE aunque no le sirviera para gobernar. Pero además infló a Sumar y al bloque de la izquierda muy por encima de sus resultados reales y en el resto de sondeos publicados aquel mes de julio, incluido el último sondeo antes de las urnas, dio la victoria al PSOE.
Cabe pues suponer que, una vez más, desde un organismo público se juega con las expectativas para alentar la remontada socialista o, en concreto, para movilizar a su potencial electorado, que ha podido activarse al envolverse Sánchez en la bandera palestina, y al calor de las flotillas y la efervescencia de la izquierda occidental contra la masacre en Gaza. Que el CIS coincidiera con la firma de la paz, a mayor gloria de Donald Trump, no es baladí. Con esa carpeta desactivada, a Sánchez le hace falta incidir en la polarización para que Vox siga engordando a costa de la sangría del PP (Óscar López se aventuró ayer a hablar de ‘sorpasso’) y para que el voto indeciso o fugitivo del PSOE no se decante por Feijóo y vuelva al redil impulsado por el crecimiento de la extrema derecha y la fe en una victoria posible.
En su último artículo en la revista ‘Temas’, el propio Tezanos no se cortó un pelo al afirmar que en la próxima contienda electoral «la alternativa real al PSOE será Vox y no el PP», en línea con los vaticinios de la encuesta de Iván Redondo. En todo caso, es posible que hasta a Tezanos se le haya ido la mano porque, aunque el CIS no traduce los porcentajes a escaños, las proyecciones apuntan a que a Sánchez le bastaría con Sumar y uno solo de sus incómodos socios actuales para volver a gobernar. Si podría incluso dar la patada a Puigdemont y a Podemos, triunfal, es de cajón preguntarse cómo es que no ha convocado ya las elecciones.