Javier Elorrieta-Editores
Desconozco qué efectos electorales pueda tener la publicidad que está teniendo la vuelta de Borja Sémper a un puesto relevante en el PP. Su amigo del Psoe, y contertulio en la Insula de Onda 0, con Alsina, Eduardo Madina, no cumplirá un papel similar, ni será llamado por Sánchez para nada.
Ambos son vascos y ambos no fueron una referencia positiva en la claridad política que se requería frente al nacionalismo oficial y el nacionalismo terrorista, que ya habían pactado en Estella. Para muchos, entre los que me incluyo. Se pueden matizar análisis y opiniones, pero es innegable que hoy el proyecto nacionalista frente al asentamiento constitucionalista es mayor que cuando ETA asesinaba y HB estaba legalizada. Y las posiciones de ambos no eran, obviamente, las adecuadas al contexto.
Pongamos el tiempo en la aciaga legislatura en la que se asesinó al Portavoz de la oposición Fernando Buesa. En cuya pugna electoral inmediatamente posterior. Con la mayor participación de la historia en unas elecciones autonómicas, no se consiguió ese paso mínimo, que tal vez se hubiera conseguido si el PSE de la Margen Izquierda en Vizcaya no estuviera en miserias internas partidistas.
Aún así, el resultado del vaciamiento electoral de HB, que pasó de 14 parlamentarios a 7, como transferencia a la coalición PNV-EA apuntaba la lógica de persistir en la alternativa constitucionalista,
Hoy mantienen y preveo que por poco tiempo el Ayuntamiento de Portugalete frente a un nacionalismo al que han servido incluso con la Lehendakaritza que les dio el PP. Por cierto odiaban más al PP que a sus oponentes. Lo que da la medida moral y política del PSE-PSOE.
Que a estas alturas de lo ya evidenciado se siga calificando de «Sorayos» a personas que vuelven a una posición relevante partidista no deja de ser inquietante.
Soraya Saez de Santamaría fue el factor de destrucción de la política que se requería con una mayoría inmensa y poder institucional. A los tres meses de votar a Rajoy para que no dependiera de los nacionalismo separatistas para la política nacional, me percaté que aquella mayoría absoluta valía lo que una cagarruta. Por obra y gracia de Soraya. Sólo su papel en la laminación del movimiento cívico constitucionalista, su apoyo financiero a El País y los separatistas catalanes, eliminan cualquier presunción de algo positivo en su gestión política.
El Sanchismo ha introducido, tras el Zapaterismo, una polarización política extremadamente peligrosa para la convivencia política democrática . Si personas como Semper, en esta coyuntura, aportan estilo positivo, sin menoscabo de la claridad política que se requiere en lo que se denomina «batalla cultural», será positivo. Si no fuera así, poco ganará la democracia liberal en España.
No se pierdan el resto de artículos.