Javier Elorrieta-Editores 

 
Una valoración crítica al texto del discurso filtrado de Tamames.Ni más ni menos. Pero justamente de lo más sensato.A mi juicio.
En un parlamento donde se vive de la alteración cuantitativa y cualitativa de los modos del propio fundamento del diálogo y función legislativa. Convertido en un foro de vacuidades, groseras intevenciones del dibujo de la realidad y de alteración flagrante de las promesas previas del contrato implícito con la ciudadanía que suponen los compromisos de programa de campaña.
En un parlamento que tiene alterada la representación ciudadana por una ley electoral que aleja en demasía la referencia de un ciudadano un voto. Hasta el punto que una minoría nacional y de representación, como son los secesionistas condiciona la vida legislativa de la Nación,España, de la que explicitamente odian y dicen querer deshacer.
¿Quién da más en un concurso de disparates políticos contradictorios?
Un Parlamento cuyos representantes sólo están en realidad elegidos por el Jefe del partido, cuyo nivel curricular es mísero en el conjunto de sus componentes Curiosamente el más aseado en esa valoración es el más criticado, más despreciado cuando no vilipendiado.
Cuando es así, cualquier calificativo de menosprecio será. de una subjetividad injusta. Por simple comparación con el despropósito general que funciona en ese mismo parlamento. Y las consecuencias en el funcionamiento global de la Nación.
Cuando esta descripción es real. El gran peligro para la razón ,la decencia en la argumentación , la vida en el marco institucional que debe regir la vida democrática, no es un discurso de una moción de censura. O de «emoción de censura», concepto logrado por sus defensores.
Como ya explicité, me pareció una extravagancia en un principio. Pero vistos los últimos debates, me aproximo a la creencia que hasta el discurso de Tamames puede ser un entretenido alivio en la horrorosa vida política a la que nos ha conducido el Gobierno Frankestein del Sanchismo.
Hoy destaco el de Tamames. Pero no se pierdan el resto.