Javier Elorrieta-Editores
Por circunstancias de la vida conocí a Sánchez Dragó en una cena que compartimos en un Hotel de Pamplona con mi amigo , al que tanto debo, Alfredo García Francés. Fue en un fin de semana que quedó en mi recuerdo con especial satisfacción, hace 40 años, más o menos.
He repasado diversas entrevistas con motivo de su fallecimiento. Incluso algunas entrevistas que él mismo hizo a otros, como a Joaquín Sabina. Además de recordar aquella «hostia dialéctica» que le propinó al periodista Antonio Maestre.
He repasado, en concreto, las entrevistas de la Toroteca de «Seis Mujeres sin piedad». La de Isabel Lozano de la Fundación Civismo en Conversaciones, y entrevistas de la Fundación Civismo. La última de Iván Suárez de Tú a Tú, así como la que tuvo lugar en la presentación de su biblioteca. Así mismo es muy interesante el recordatorio en la Hemeroteca del Buitre del joven periodista Lamata. Y al Dragó reflexionando sobre su propia muerte en un clip del doctor Luís Achondo tomado de su charla del «Aguacil aguacilado».
Ha sido, sin duda, una vida mucho más interesante e intensa que controvertida, la del autor de Gárgoris y Habidis- Historia Mágica de España-. Ensayo que tanto entusiasmó a un viejo amigo, compañero mío de trabajo en Telefónica, en Bilbao, hace ya cuatro décadas.
Supo evolucionar, como otros, pero con la capacidad que debía a su mente privilegiada, con los argumentos que se soportan en el estudio y el contraste, de los que no son impermeables a la realidad. Y sobre todo, con la LIBERTAD y LA RAZÓN, que algunos, que no suelen ser los más listos, consideran, en la limitación de la adscripción sectaria e impermeable, una traición o una excentricidad.
Descanse en Paz
Ah! y no se pierdan el conjunto de artículos.