EL MUNDO 05/01/13
Iñaki Goioaga, que será nombrado el próximo día 24 senador por EH Bildu, ejerció, en la década de los 90, como «comisario político» que controlaba a los presos de la banda terrorista ETA.
José Miguel Latasa recibió la visita de Iñaki Goioaga en la cárcel de Nanclares de la Oca en 1994, poco antes de que ETA lo expulsara. Estaba condenado a casi 500 años de prisión por ocho asesinatos, entre otros delitos, y el Gobierno lo había trasladado al centro alavés por su posición crítica con la banda. Su interlocutor era abogado de los reclusos terroristas y le fue a pedir explicaciones.
Dieciocho años después, con ETA en «cese definitivo», sus historias vuelven a cruzarse gracias a un ajuste de cuentas, al menos discursivo.
Goioaga ha tenido suerte: el próximo 24 de enero será nombrado senador autonómico por EH Bildu, a pesar de que la izquierda abertzale no ha condenado el terrorismo.
Latasa sí pidió el fin de ETA y condenó su terror. Logró dos cosas: la libertad condicional desde 1998 y la expulsión de la banda por traidor, delator y cómplice de España. La comunicación llegó a través del diario Egin. Después, ETA planeó matarle como él hiciera con la etarra reinsertada Dolores González, Yoyes.
En una carta que hizo pública ayer, el antiguo preso recrimina a Goioaga que fuera él quien le pusiera «en la situación de estar amenazado de muerte durante todos estos años». Ve increíble que ese «intransigente» que movía «los hilos entre los presos y ETA» vaya a ser «nada menos que senador de España». Y acaba con un elocuente «hijo de la gran puta».
«Movía los hilos»
En un blog de la órbita del PNV llamado Arabatik, Latasa titula su artículo: «De comisario político de ETA a senador de España». Describe con rencor al experimentado abogado que representará al País Vasco en el Senado, junto con Jokin Bildarratz (PNV) y Tontxu Rodríguez (PSE).
«Desde que entré en la cárcel [en 1988] ya me pusieron al día [de] que era él, el abogado de Gestoras [pro Amnistía] que mandaba en el colectivo», arranca. Con el tiempo, vio que «era quien movía los hilos entre los presos y ETA». «Venía con órdenes concretas»: cuándo hacer huelga de hambre, plantes… Destaca su «chulería»: se permitía decirles «que tenía esa noche sidrería».
Latasa, alias Fermín (hoy Txendoki), quiere aportar «una prueba de lo que mandaba». En esa cita para «leerle la cartilla», el preso asegura que tenía clara su visión: ETA debía dejar salir a los reclusos enfermos y a los que «no aguantaban la cárcel» y permitir la solicitud de redenciones de pena. «Él no quería saber nada de esto, deseaba que yo le dijese cuál era mi posición». La escuchó: «Que no estaba a favor de continuar con la lucha armada y que se debería dar un alto el fuego unilateral para retomar unas negociaciones». Goioaga «se largó sin despedirse». «A los 10 días fui expulsado de la organización ETA por colaborador con el Estado español», indica. Lo que no sospecha Iñako, añade, «es el gran favor» que le hizo, porque fuera de ETA está «de maravilla». «Lo que no le perdonaré jamás, ni a él ni a Kubati [ex compañero suyo del comando Goierri] es que me pusieran en la situación de estar amenazado de muerte durante todos estos años».
En el historial de Latasa pesan el estigma de Yoyes y el salvaje asesinato del gobernador militar de Guipúzcoa Rafael Garrido, su esposa y uno de sus hijos. En la cárcel vivió la tragedia de Miguel Ángel Blanco; pidió a la banda que dejara las armas y a la Mesa Nacional de Batasuna que dimitiera. Hace unos días escribía: «Cambiaría mi vida por cada una de aquellas que destruí».
¿Y quién es el futuro senador? Un histórico en la defensa de ETA en la Audiencia Nacional. Pasó un año y medio en prisión hasta febrero de 2011, pero fue absuelto el pasado octubre después de que la Fiscalía le acusara de idear la fuga de un preso de la cárcel de Huelva. En esa causa se descartó también su condena por pertenencia a ETA, aunque la Justicia también le investigaba en la causa contra Halboka, el aparato de control de reclusos, en la que fueron detenidos otros abogados.
EL MUNDO 05/01/13