La sociedad vasca, el conjunto de la sociedad española, solo espera de ETA una frase: hemos decidido acabar esta historia de terror sin sentido ni justificación. Y de Batasuna solo espera otra frase mientras la de ETA no se produzca: rompemos con la historia de terror de ETA. Lo demás son juegos florales, y macabros.
Al final llegó el comunicado tan ansiado por Batasuna y el polo soberanista. ETA se ha dignado a hablar, a escuchar los ruegos de quienes han sido sus compañeros fieles de viaje. Pero si ETA ha fijado los tiempos, haciéndoles esperar, retrasando lo que los intermediarios y los miembros de Batasuna venían anunciando con fechas desde hace meses, también ha fijado los contenidos, estropeándoles la jugada que tenían preparada.
Batasuna ha dejado patente en los últimos meses que es incapaz de cortar con ETA, de condenar el terror de ETA, toda esa historia. Batasuna ha dejado claro que, dada su incapacidad, dependía de la voluntad de ETA de declarar una tregua para tener una mínima posibilidad de participar en las próximas convocatorias electorales.
ETA, sin embargo, ha querido dejar claro quién manda. Porque tanto los intermediarios como Batasuna y sus compañeros en el polo soberanista querían que la declaración de tregua incluyera los términos permanente, verificable y, sobre todo, unilateral. Es decir: que ETA dijera que se declara en tregua independientemente de lo que suceda en el juego político vasco.
Pero ETA no ha dicho eso. Ha declarado una tregua permanente, internacionalmente verificable y de carácter general. Pero la tregua y su mantenimiento quedan condicionados a que se cumpla su proyecto político. ETA se presenta como el garante, dice que velará por que se alcance la territorialidad, la autodeterminación, por que el marco jurídico contenga la posibilidad de que se pueda materializar el derecho del pueblo vasco a la independencia. Solo cuando el proyecto político de ETA se vea cumplido habrá llegado la democracia a Euskadi. Solo entonces reconocerá ETA que el pueblo vasco, Euskal Herria, ha sido reconocido en sus derechos, solo entonces asumirá ETA que el Pueblo Vasco ha hablado, ha manifestado su voluntad. Y mientras tanto, ETA continuará vigilante, «no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático, hasta alcanzar una verdadera situación democrática en Euskal Herria».
Lo importante, como en todos los comunicados de ETA, no es solo lo que dice -en este caso, que todo está condicionado al pago del precio político requerido para conseguir la paz-, sino también todo lo que no dice. No dice que la tregua sea unilateral. No dice que declara una tregua independientemente de lo que la vida política vasca vaya resolviendo. No dice que se disuelve. No dice que la sociedad vasca ya lleva más de 30 años hablando, decidiendo, manifestando su voluntad, en el referendo constitucional, en el referendo estatutario, en las elecciones de todo tipo. No dice que la sociedad vasca lleva ejerciendo democracia desde hace más de 30 años.
Matar por Euskadi
Sí dice, sin embargo, que democracia existirá en Euskadi solamente cuando ETA decida que existe, que hasta ahora no la ha habido y que, por lo tanto, su violencia y su terror tenían justificación. Sí dice que la razón que a ella le ha servido para matar, para asesinar, para amenazar y meter miedo, para chantajear y extorsionar, para quitar la vida y la libertad a muchos vascos y españoles, debe ser la razón sobre la que se construya la Euskadi del futuro, la Euskal Herria con la que ellos sueñan y por la que ellos han matado.
Batasuna parecía haberse dado cuenta de que se le iba el tiempo, que la sociedad vasca había comenzado a caminar sobre otro eje temporal. Quería apuntarse al último vagón del tren. Pero necesitaba el permiso del jefe. Y el jefe no está por la labor. Es lo que pone de manifiesto el último comunicado de ETA. Ellos parecen calcular con otras medidas temporales. Como son revolucionarios -ETA, «organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional», dicen al principio del comunicado-, se creen con permiso para calcular la historia con otros tiempos. Pero el hecho es que esos tiempos suyos han dejado de ser los tiempos de la sociedad vasca, y que por lo tanto ETA se descolocó hace mucho tiempo del tren de la sociedad vasca.
La sociedad vasca, el conjunto de la sociedad española, solo espera de ETA una frase: hemos decidido acabar esta historia de terror sin sentido ni justificación. Y de Batasuna solo espera otra frase mientras la de ETA no se produzca: rompemos con la historia de terror de ETA. Lo demás son juegos florales, y macabros.
Joseba Arregi, EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, 11/1/2011