La sentencia del Tribunal de la Unión europea pone el foco en lo más polémico de nuestro sistema foral: el cálculo del cupo que Euskadi paga al Estado, cuyo porcentaje es considerado por muchos excesivamente bajo, lo que permite a las instituciones vascas compensar la pérdida de recaudación en el Impuesto de Sociedades sin modificar otros impuestos.
Si se hubiera explicado como es debido la reclamación de mantener el sistema del Concierto y Cupo Vasco protegido ante los tribunales ordinarios, nos habríamos ahorrado más de un conflicto aunque no nos hubiéramos ganado la comprensión del resto de comunidades; eso seguro. Porque ninguno de los representantes vascos ha logrado convencer jamás al resto de España de que nuestro sistema de recaudación no supone un privilegio. Pero seguramente el PP se habría ahorrado un mal entendido y el PNV no habría metido el dedo en la llaga de los socialistas diciendo que tienen que superar la prueba de la defensa del sistema foral.
Ni los socialistas vascos tienen que demostrar, a estas alturas, que están defendiendo los intereses de Euskadi ni el popular Antonio Basagoiti habría tenido que sacar pecho ante la dirección nacional de su propio partido. Entre otras cosas porque en los dos casos, socialistas y populares, aprobaron en el Parlamento vasco una proposición de ley consensuada con todas las fuerzas políticas en la que se pedía al Congreso de los Diputados la modificación de dos leyes orgánicas para posibilitar la protección del Concierto. Fue en la pasada legislatura. Cuando gobernaba Ibarretxe y cuando presidía el Partido Popular vasco María San Gil. Por lo tanto, unos meses después los dos partidos siguen coincidiendo en la necesidad de reclamar que las normas fiscales se eleven a rango de ley para que los recursos que se deriven de la aplicación de este sistema no se presenten ante la justicia ordinaria sino ante el Tribunal Constitucional.
El debate sobre la conveniencia de blindar el Concierto, una histórica reivindicación nacionalista que ha sido asumida por la totalidad de la clase política vasca (a excepción de UPyD) lleva abierto desde hace muchos años. Pero la sentencia del Tribunal de la Unión europea, diciéndole a la Justicia vasca que deberá vigilar para que no se dé una compensación a la baja al Estado central pone el foco en el aspecto más polémico de nuestro sistema foral desde que se aprobó en 1982. Esto es: el cálculo del cupo que Euskadi paga al Estado cuyo porcentaje es considerado por muchos sectores, excesivamente bajo; que está tan infravalorado que permite a las instituciones vascas compensar la pérdida de recaudación en el Impuesto de Sociedades sin modificar otros impuestos.
Quizás es ahí donde tendrían que ponerse las dos administraciones de acuerdo. Pero como tan importante es el fondo como la forma, no le faltaba razón ayer a la portavoz del gobierno Idoia Mendia cuando señalaba que se puede defender el Concierto sin plantearlo como un conflicto. O como un chantaje en el intercambio de cromos durante la negociación de los presupuestos. Se puede plantear la defensa del Concierto «de otro modo», señalaba la portavoz.
Cierto. El Concierto es una forma legítima de autogobierno fiscal cuya defensa ha sido asumida por encima de las ideologías y los partidismos. Tendrá también que explicárselo Antonio Basagoiti a su secretaria general, Dolores de Cospedal, que, con toda seguridad, al ver el órdago del PNV, se lo ha tomado como una afrenta. Si se abren fisuras entre el gobierno central y el vasco, no debería ser, desde luego, en torno al Concierto.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 30/9/2009