Goñi Tirapu, ex gobernador civil de Gipuzkoa, narra, a través de las conversaciones de un confidente de ETA, la persecución y captura del comando Eibar. A lo largo del relato, el autor intercala anécdotas y pasajes de la vida del País Vasco y sobre todo del problema del terrorismo, en el que aparecen implicados nombres propios de la política española.
FICHA TÉCNICA:
Autor: José Ramón Goñi Tirapu
Editorial: Espasa-Calpe, S. A.
Formato: 15 x 22 cms.
320 páginas
ISBN: 8467019611
José Ramón Goñi Tirapu, ex gobernador civil de Gipuzkoa, ha escrito un libro en el que cuenta sus vivencias en ese cargo entre 1987 y 1990. Durante ese tiempo, ETA cometió más de cuatrocientos atentados. Reivindica la acción policial para acabar con el terrorismo, porque la negociación, dice en esta entrevista, «siempre ha fracasado».
José Ramón Goñi Tirapu vuelve a estar de actualidad. Esta vez por iniciativa propia. Ha escrito un libro en el que cuenta sus vivencias como gobernador civil de Gipuzkoa entre los años 1987 y 1990. Fueron «años duros» en el que ETA cometió más de cuatrocientos atentados. Desenganchado de la política, reivindica la acción policial para acabar con el terrorismo. De la negociación no quiere saber nada. Dice que «siempre ha fracasado».
-¿Cómo surgió la idea de escribir un libro?
-Por casualidad. Empecé a poner en orden mis archivos y me encontré con una historia que ya se me había olvidado. Volví a escuchar las conversaciones telefónicas que mantuve con un confidente y comprobé que tenía en mis manos una historia extraordinaria, fascinante.
-¿Cuándo se inició esa historia?
-El 9 de enero de 1989 cuando un individuo anónimo me llamó y me dijo que me iba a dar datos para que la policía pudiera detener un comando, el «comando Eibar».
-¿Cuál fue su reacción?
-Empecé a hablar con él, tomé mis precauciones telefónicas y llegó un momento en el que me creí lo que me estaba diciendo, pero me di cuenta de que por miedo no iba a salir del anonimato. Toda mi obsesión fue tratarle de darle garantías y confianza suficientes como para que él me enseñara su cara, para que dejara de ser un personaje anónimo. Tras varias conversaciones supe que se iba a convertir en un confidente.
-O sea, que no fue un topo, sino una «garganta profunda»
-Efectivamente. Es el único caso que yo conozco que es un etarra y no un topo el que les traiciona. Es inédito el caso. Los topos sólo duraban unos años porque tarde o temprano eran descubiertos. Éste no. Éste murió siendo confidente. Incluso los suyos le hicieron un funeral impresionante, como si fuera un héroe.
-¿Da su nombre en el libro?
-No. Aunque todo lo que cuento en el libro es verídico (tengo todas las cintas que lo atestiguan) doy alguna pista falsa para que no sea tan evidente de quién se trataba.
-¿Habló con él personalmente o sólo por teléfono?
-Le vi sólo una vez. Al final de mi mandato tuve una conversación con él y le vi la cara. Me dijo cosas sorprendentes que las cuento en el libro. Cuando terminé como gobernador le dejé en manos de la Guardia Civil y con ellos siguió colaborando.
-¿Por qué cree que se convirtió en confidente?
-Por venganza. Por motivos personales. Él tuvo unas circunstancias particularse muy graves con la organización. Vivía con tres miembros del «comando Eibar» que le hacían la vida imposible. Le degradaron hasta tal punto que no pudo aguantar. Esa rebelión le hizo vengarse de ellos y de toda la organización.
-¿Qué quiere decir con el título de libro «El confidente. La negociación con ETA que sí funcionó»?
-Pues que la negociación que tuve con el confidente es la que dio sus frutos y no la que Rafael Vera estaba teniendo en Argel. Todas las negociaciones que se habían tenido con ETA no habían llegado a buen puerto. Por contra, lo que sí funcionó fue gracias a la actuación de un confidente ya que se llegó a detener a centenares de terroristas. Sólo en Francia cayeron tres cúpulas de ETA, la de Bidart y las dos siguientes.
-Por tanto, ¿no cree en la negociación con ETA?
-Ninguna negociación ha funcionado. Todas las negociaciones se plantean con la misma liturgia.
-¿Qué liturgia?
-Desde el punto de vista político siempre se crea la ilusión de que «esto va a terminar». Y yo, con los años, me he convertido en un escéptico.
-¿Tampoco cree en el intento de Zapatero de poner en marcha un proceso de paz?
-Yo creo que la ingenuidad no es de derechas ni de izquierdas, es de estúpidos. Creo que es un ingenuidad intentar terminar con ETA negociando. Si la medicina ha funcionado estos dos años y medio en los que no ha habido asesinatos, ¿para qué vamos a aplicar otra diferente?
-¿La medicina policial única y exclusivamente?
-Si en estos momentos ETA se mantiene con esta «tregua obligada» no es por casualidad. No es por ninguna negociación, sino que es fruto de una acción policial cada vez más brillante.
-¿Por qué cree que no mata ETA?
-ETA actualmente sí podría asesinar y podría hacerlo de forma indiscriminada. Pero hay una cosa clara que en estos momentos está mal vista.
-¿Cuál?
-El terrorismo. El terrorismo está mal visto en el mundo. El 11-S y 11-M han «desprestigiado» de alguna manera el terrorismo.
-¿Ha cambiado mucho la situación en Euskadi desde que usted desempeñó el cargo de gobernador civil de Gipuzkoa?
-Ha mejorado muchísimo. Hay menos miedo. La gente se manifiesta más en las calles. Antes, cuando había un asesinato, salían a la calle cincuenta o cien personas como mucho. Ahora, si sucede algo, salen cincuenta o cien mil personas. De todas formas, hay un sector de la sociedad que no respira libremente. Esa libertad de poder salir a la calle sin miedo. También hay que decir que una parte de la sociedad vasca no ha tenido problemas con el terrorismo y se sabe por qué.
-¿Por qué?
-El que tiene carnet nacionalista no tiene ningún problema. La clave es ésa. El pertenecer al mundo nacionalista ha sido una garantía de vivir.
-¿Cree que algún día se podrá vivir con total libertad en Euskadi?
-Yo creo que tardará tiempo. Desgraciadamente el proceso no es rápido, más bien lento. Pero echando la mirada diecisiete años atrás, las cosas han mejorado. Pero insisto, ninguna medida política ha servido para detener un comando. Las únicas medidas políticas que han servido han sido las policiales, que también son políticas.
-¿Qué le parece lo que está sucediendo en el mundo de Batasuna?
-El mundo de Batasuna recibió un fuerte varapalo con la ilegalización. Yo suelo decir que se les ha acabado el pesebre. Y eso influye mucho.
-¿Qué opina de la última propuesta que han planteado?
-Que quieren más pesebre. Que quieren volver al pesebre. De todas formas, respecto al mundo de Batasuna he de decir que hay unas dosis impresionantes de odio, y mientras no desaparezca ese odio, seguirá igual la situación.
-¿Cuál es su receta para acabar con ese odio?
-Es un proceso que tiene que hacer la propia sociedad desde la escuela. La escuela debe ser el lugar de convivencia para aprender a convivir en libertad y no a enseñar el odio. Y en nuestro caso no siempre es así.
-Explíquese
-Pongo un ejemplo. Bastantes de los terroristas que salen de las cárceles con títulos bajo el sobaco, fácilmente conseguidos, se dedican a la enseñanza. Y eso es suficientemente claro para poder entender lo que he dicho del odio.
-Durante sus años como gobernador hubo éxitos policiales pero también capítulos oscuros con el general Rodríguez Galindo en Intxaurrondo
-Galindo era uno más de los mil guardias civiles que había en Intxaurrondo. En el libro además se ve claramente que en mi época se luchó democráticamente y con todas las armas que da la legalidad. Otra cosa es el GAL. El GAL fue nefasto para la sociedad y para las fuerzas de seguridad, que les dio un manto de una cierta sospecha que no fue real. El GAL terminó un año antes de que yo fuese gobernador. Cuando terminó el GAL, las Fuerzas de Seguridad siguieron trabajando perfectamente.
-¿Hubo guerra sucia en su época?
-En mis años jamás hubo una denuncia por malos tratos que fuera demostrada en el juzgado.
-Actualmente pesa sobre usted una condena, que está recurrida, por el famoso caso del vídeo a Pedro J. Ramírez. ¿Qué pasó?
-Eso fue una venganza. Un problema que tuve con gente que yo creía amiga. Me metieron en un follón que yo he desvelado y lo he contado a quien tenía que contárselo: a Pedro J. Él sabe toda la verdad.
-¿Le gustaría volver a Euskadi?
-Claro que sí. Me fui a Madrid en 1990 y desde entonces he vivido con añoranza. Pero me gustaría venir aquí sin escolta.
DEIA, 23/11/2005