- Un tuit de Cayetana Álvarez de Toledo deviene profético ante la elección de Sánchez para dos sillas en el Constitucional
Si han visitado esa maravilla que llamamos Capilla Sixtina habrán visto representada por Miguel Ángel a la Sibila Délfica, sacerdotisa con dotes proféticas como sus hermanas Sibilas, hermanas de Apolo, hijas de hombres y diosas, de monstruos marinos, de ninfas inmortales. Aun tras su muerte, su voz resonó poderosa, anunciando lo que sucedería mediante acertijos y metáforas. Nuestra Sibila patria, Cayetana, tiene otra virtud: hablar claramente sin necesidad de enigmas ni encubrimientos. Reproduzco su tuit de ayer a propósito del nombramiento por parte de Sánchez como miembros del Constitucional de su ex ministro de justicia Juan Carlos Campo así como el de Laura Díez, ex directora general de Presidencia: “El plan de Sánchez: asalto final a la Justicia, referéndum en Cataluña, ilegalización de VOX y a por la Corona”. No se puede decir más con menos palabras ni hay mejor anàlisis preciso, casi quirúrgico, de lo que este gobierno pretende hacer con nuestro sistema constitucional.
La intención por parte del social comunismo ha estado siempre clara. Sánchez, que ya controla la Fiscalía, pretende hacerse con el Constitucional. El ministro Bolaños lo ha negado por activa y por pasiva. Ministro, que ya nos conocemos. El exministro Campo, actual pareja de Meritxell Batet, a la sazón presidenta del Congreso y de ideas filo separatistas, fue pieza clave en la concesión del indulto a los golpistas lazis. Justificarse ahora con que si el gobierno nombra a estos dos sanchistas es porque existe una sentencia de hace seis años que especifica que cuando un órgano tenga obligación de nombrar magistrados del Constitucional y no lo haga en tiempo y forma debidos, retrasando a otros órganos, el gobierno puede obrar, es de chiste.
Sepa, Bolaños, que es feo colocar a exministros en cargos que requieren una escrupulosa imparcialidad y que no es de recibo que, de una tacada y si el Constitucional no dice lo contrario, Sánchez controle lo que puede y no puede ser constitucional
Usted y yo sabemos que intentaron pastelear lo que debiera ser competencia exclusiva de la judicatura con el PP. A punto estuvieron de lograrlo, si no fuera porque a la locuaz María Jesús Montero se le escapó lo del delito de sedición. Feijoo no tuvo más remedio que tascar el freno y bajarse de la moto. Sepa, Bolaños, que es feo colocar a exministros en cargos que requieren una escrupulosa imparcialidad y que no es de recibo que, de una tacada y si el Constitucional no dice lo contrario, Sánchez controle lo que puede y no puede ser constitucional como ya controla qué es sedición o que constituye delito por faltar a “su” memoria histórica. Ciertamente, la profecía de Cayetana tiene más que visos de posibilidad de llevarse a cabo.
Esperar que Sánchez obre de buena fe es pedirle peras al olmo. Eso es lo que de temible encierra el tuit, que propina latigazos a la conciencia de bienquedas, modositos y amancebados de la política. El plan de Sánchez es llevarnos de una monarquía constitucional, democrática y de corte occidental a un sistema republicano chavista. Para perpetrar tamañas tropelías es imprescindible amarrar el órgano que puede impedir que se promulgue nada que atente contra la Constitución y en eso anda Sánchez.
Cuando a la toga judicial se le añade un sesgo partidario, máxime si pretende socavar el sistema legal que debería defender, la catástrofe está servida
Recuerden que el anarquista García Oliver fue ministro de Justicia con la república entre noviembre de 1936 y mayo de 1937, justo cuando se produjo la explosión violenta de Checas, paseos, asesinatos, torturas. Y con jueces adictos a la causa secundándolo todo. Desde la legalidad. La suya, claro. Cuando a la toga judicial se le añade un sesgo partidario, máxime si pretende socavar el sistema legal que debería defender, la catástrofe está servida. El sueño de la justicia engendra dictaduras. Tome buena nota el PP y háganle caso a la Sibila que tienen sumida en el ostracismo. Porque Cayetana sabe de lo que habla y no teme a la verdad. Sería buena cosa que cundiera el ejemplo.