Iñaki Ezkerra-El Correo
- La exclusiva finalidad de Sánchez es prolongar una patética estancia en el poder
La invocación al federalismo es una muletilla tan sobada y recurrente como puramente retórica en un PSOE que lleva toda la etapa democrática templando gaitas con el PNV y que ni por lo más remoto osaría cuestionar el Concierto Económico vasco, cuya naturaleza foral es la radical antítesis de la doctrina federal. El acuerdo de financiación singular para Cataluña que acaba de oficializar el Gobierno central con el de la Generalitat, y que viene a ser ‘de facto’ un ‘cupo catalán’ con todas las ambigüedades, opacidades y trampas con las que hoy se fija anualmente el Cupo vasco, evidencia con tintes más gráficos la lejanía real que existe entre el partido de Pedro Sánchez y la aspiración federal que este continúa esgrimiendo como un fetiche hueco. Sánchez ha inventado, en fin, el ‘cupo federal’, que es una más de sus contradicciones ‘in terminis’.
El camino correcto para unos políticos que no carecieran de sentido práctico, pero que realmente tuvieran como norte la igualdad ante la ley, y ante el fisco, de los españoles, sería el de exigir un cálculo transparente del Cupo vasco que podrían llevar a cabo las diputaciones forales y que definitivamente cerrara la puerta a la negociación entre bastidores que se traen cada año obscenamente el Gobierno central y el autonómico. Pero, en lugar de acercar el modelo de recaudación vasca al principio de equidad legal, fiscal, social y democrática, lo que Sánchez ha hecho es exactamente lo contrario: acercar la fiscalidad catalana a la praxis oscurantista y chanchullera con la que hoy todavía se negocia la contribución vasca al Estado. Y lo ha hecho con la única y exclusiva finalidad de prolongar una patética estancia en el poder, que a estas alturas resulta para cualquiera demasiado obvia y que, cada día que pasa, ya no puntúa a su favor sino en su contra. La misma finalidad que está detrás, o delante, de la amnistía y de todos sus pactos con la izquierda populista, con ERC, con Junts y con Bildu.
Sí. La operación ‘in extremis’ de Conde-Pumpido y de su equipo ideológico para legitimar, por seis votos contra cuatro, ese grosero bodrio jurídico, recuerda demasiado a la operación con la que el Tribunal Constitucional enmendó, por seis votos contra cinco, al Supremo en mayo de 2011 para legalizar al brazo ideológico de ETA. Siempre fue el poder, no la convivencia ni la normalización política, también invocadas en aquella triste ocasión, el único objetivo para aquel PSOE de Zapatero, del que es heredero el PSOE de Sánchez y que le allanó a este el camino para su buen rollito con Bildu. Resulta desalentador comprobar que, para una vez que un partido español ha tenido una visión de futuro a largo plazo, ha sido para un objetivo tan lamentable y miserable como ese.