El debate deja a ETA al margen

DIARIO VASCO, 8/10/11

Rubalcaba y Rajoy confrontaron en todos los asuntos del cara a cara, sobre todo la economía, y solo se unieron en la gestión del final de la violencia

El debate de anoche entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy dejó las cosas como estaban, con el camino hacia La Moncloa allanado para el candidato del PP, el objetivo principal que buscaban los populares. El cara a cara televisivo terminó en tablas, aunque Rajoy resultó ligeramente vencedor de la parte principal, la económica, tras salir airoso del cuerpo a cuerpo planteado por el candidato socialista, quien se empleó a fondo para visualizar los retrocesos sociales que, a su juicio, acarrearía un Gobierno popular. Pero el lastre de partida de Rubalcaba, la errática gestión económica del Ejecutivo del PSOE y los cinco millones de parados, pesan demasiado.

LAS CLAVES
RESULTADO
Los aspirantes acabaron en tablas aunque Rajoy logró evitar cualquier merma de su ventaja
EUSKADI
El PNV denunció el bipartidismo del debate y Amaiur cree que no servirá para nada
DISTINTA ESTRATEGIA
Los socialistas vascos sí observan diferencias entre PSOE y PP en la gestión de la paz

Lo más novedoso fue que apenas se habló de ETA, cuando fue el principal elemento de confrontación en la anterior campaña de 2008. Los efectos del fin definitivo de la violencia se empiezan a notar y ambos coincidieron en pedir unidad para gestionar la pacificación del País Vasco y el camino para la disolución de ETA, conscientes de que este asunto ya no da ningún voto, al menos fuera de Euskadi.

El candidato socialista arrancó una estrategia clara. Atacar desde el principio e intentar acorralar a Rajoy para que aclare si cuando gobierne bajará el subsidio del paro, sacará a las pymes de la negociación colectiva o privatizará la Sanidad. La táctica, inteligente, buscaba dejar en evidencia que el presidente del PP tendrá que tomar también medidas antipopulares que todavía no se atreve a sacar a la luz. Y es que no hay recetas mágicas contra la crisis. La arriesgada estrategia de Rubalcaba buscaba despertar al electorado de izquierdas, pero dejó en evidencia que ya da por perdidas las elecciones al situar a su oponente en La Moncloa.

Rajoy utilizó una defensa de libro, asimilando a Rubalcaba con el Gobierno de Zapatero, el fantasma que no quieren ni ver los socialistas. «Rodríguez Rubalcaba», comenzó llamándole Rajoy en lo que, más que un lapsus era una declaración de intenciones. El aspirante popular no se cansó de recordar la errática gestión económica del Gobierno socialista y los cinco millones de parados. «¿Por qué no lo hizo antes?», le espetó cuando Rubalcaba propuso sus medidas. Además, el aspirante popular se atrevió incluso a proponer medidas para las pymes y negar que vaya a mermar el subsidio del paro o congelar las pensiones. En el debe de Rajoy quedó que no fue capaz de aclarar si privatizará la Sanidad ni si eliminará el matrimonio homosexual, la gran conquista social de Zapatero. Y es que en la parte social no pudo superar al candidato socialista.

El formato, más flexible que otras veces, permitió a ambos candidatos brindar momentos de cierta tensión dialéctica, pero sin brillantez. El candidato popular, relajado por su abrumadora ventaja en las encuestas, no se arredró ante un adversario con mayor capacidad retórica, aunque anoche estuvo algo más apagado que de costumbre.

Críticas abertzales

En Euskadi, los partidos nacionalistas vascos descalificaron el debate. Amaiur restó cualquier interés al cara a cara porque «el pescado estaba vendido». El PNV, por su parte, no ve más que la segunda parte de una estrategia de PSOE y PP para afianzar el bipartidismo y desdibujar el papel de fuerzas como el PNV. El primer capítulo fue el del CIS y ahora el del debate. Además, los jeltzales denunciaron la «parafernalia» que les rodea, con un gasto de 550.000 euros en un contexto de crisis económica.

El PNV se han propuesto contradecir al CIS en su pronóstico para Álava, que les deja sin escaño. Los peneuvistas recuerdan que también en las municipales se hablaba de una caída del PNV en este territorio y al final mantuvo el tipo y estuvo a punto de reeditar el Gobierno de la Diputación, si no hubiera mediado a última hora el inesperado giro de EB. Iñigo Urkullu y sus candidatos quieren poner en valor la importancia de un grupo nacionalista vasco fuerte en Madrid que siga la exitosa línea de conseguir partidas para Euskadi lograda en la legislatura que ahora acaba.

Y en Vitoria, el día en que Rubalcaba se fajaba con Rajoy, Zapatero hacía campaña en Euskadi. Es probablemente el único sitio donde el todavía presidente tiene algún tirón, por su implicación activa en el fallido proceso de paz de 2006. Aquel intento fue premiado en las urnas en las últimas generales, donde el PSE-EE logró unos resultados históricos, con nueve diputados y victorias en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba. Zapatero se mostraba «emocionado» por la consecución del final de la violencia de ETA, aunque no vaya a tener ningún tipo de rentabilidad en las urnas.

Precisamente, el PSE-EE apela ahora a la gestión de la paz para intentar mantener un buen resultado electoral y como rampa de lanzamiento para la recuperación económica de Euskadi. Nada que ver con los argumentos expuesto anoche por los dos aspirantes a La Moncloa. Será el llamado ‘hecho diferencial’ vasco.

DIARIO VASCO, 8/10/11