EL CORREO – 25/02/15
· Rajoy se jacta de la recuperación y ningunea a Pedro Sánchez, mientras el líder opositor le restriega la corrupción del PP.
El debate sobre el estado de la nación se alejó ayer bastante de su objetivo, pero abrió una campaña electoral que durará tres meses. El diagnóstico es del portavoz de CiU, a la vista del duelo que mantuvieron en el Congreso el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, cuyas intervenciones más parecieron mítines que análisis de la situación del país. Mariano Rajoy se jactó de la recuperación y Pedro Sánchez contraatacó con la corrupción. El debate, por tanto, fue imposible porque ambos contendientes partieron de planos distintos de imposible convergencia.
Los prolegómenos de la cita parlamentaria del año estaban impregnados de aroma electoral y el debate confirmó que de aquí al 24 de mayo todo será campaña. Rajoy construyó un discurso destinado a poner en valor el trabajo de su gabinete para superar la crisis y para advertir a los tentados de castigar al PP en las urnas que, si se produce un relevo en el Gobierno, España volverá al pasado, en definitiva, al caos.
El jefe del Ejecutivo se mostró satisfecho consigo mismo y con su gestión, pero para no sonar demasiado fatuo aceptó que «queda mucho por hacer». Esos deberes tienen nombre: crear tres millones de empleos netos hasta 2019. Fijado este objetivo, recordó, como ha hecho en todos los debates, la herencia recibida del Gobierno socialista y después soltó las esclusas de los datos para desparramar sobre el hemiciclo del Congreso una avalancha de cifras positivas que, a su juicio, acreditan la recuperación. Como guinda del pastel puso sobre la mesa media docena de anuncios.
Como su objetivo era ‘vender’ su gestión, pasó como quien pisa unas ascuas sobre la corrupción, a la que dedicó minuto y medio. Pero el líder de la oposición rescató el asunto del corral y lo puso en suerte. Sánchez hurgó una y otra vez en las andanzas de Luis Bárcenas, los «martillazos» a su ordenador para borrar las huellas de la caja B, en la presunta financiación ilegal del PP y le recordó los «cariñosos» mensajes telefónicos con el extesorero. «Su nombre –reprochó– está ligado inexorablemente a Bárcenas». Y para marcar diferencias aseguró: «Yo soy un político limpio y ustedes no tienen vergüenza». El secretario general del PSOE no se enredó en el combate de cifras al que le invitó el presidente del Gobierno; eso quedó para el debate con Josep Antoni Duran Lleida. Se limitó a denunciar que Rajoy pintó una España inexistente, sostuvo que su exposición estaba trufada de mentiras, como la del no rescate, y sintetizó la gestión de Rajoy en «tres años de destrozo descomunal».
EL CORREO – 25/02/15