El descaro de la independentista catalana de Georgetown

EL CONFIDENCIAL 27/04/13
GRACIANO PALOMO

Clara Ponsatí era hasta hace escasas fechas la titular de la cátedra Príncipe de Asturias de la Universidad washingtoniana de Georgetown en calidad de Profesor Visitante Distinguido, uno de los muchos modelos académicos que utilizan los USA para vehicularse en sus campus.
Ponsatí percibía una no manca remuneración por ese trabajo que, dicho sea de paso, abonaba el Ministerio de Educación español que es el que sufraga el invento en la conocida y prestigiosa universidad fundada y regentada por la Compañía de Jesús.

Pues bien, la señora en cuestión montó la zapatiesta porque en una entrevista concedida a la cadena Al Yasira no tuvo reparo alguno en pronunciarse abiertamente separatista -está sin duda en su perfecto derecho y nadie se lo negará- al mismo tiempo que recibe transferencias mensuales del Estado del que abomina, no sin cierto desprecio hacia los contribuyentes españoles que le permiten vivir con libertad material y de cátedra.
Pues bien, el ministerio de José Ignacio Wert le ha comunicado, vía normal y sin aspavientos, que su contrato no ha sido renovado y que deberá de nuevo optar a la renovación tal y como estipulan los procedimientos administrativos al uso.
La susodicha secesionista ha montado la zapatiesta también muy al uso. La cátedra se denomina exactamente “Príncipe de Astrurias para estudios españoles”, ojo al dato. Ponsatí ha redactado y mandado una carta al resto del claustro de la Georgetown en la que acusa de censura a las autoridades españolas y específicamente al embajador en Washington apelando acto seguido a la sacrosanta libertad de expresión.
Juzguen ustedes mismos.
Yo sólo quiero decir que los rupturistas catalanes encuentran en la debilidad actual del Estado la oportunidad diaria para desde sus propios medios apuñalar a ese Estado que todavía se conoce por España. No creo que en la radio y televisión estatal pública (si existiera) de Estados Unidos se diera cancha día sí y día también a unos señores que quisieran separar California del Estado de la Unión. ¡No lo creo!
Ni siquiera que esa universidad de Georgetown, que siendo de orientación católica se permite defender el aborto, concediera a ningún profesor hacer apología de la independencia siquiera del Estado de Alabama.
Esta chica lo que quiere es que echemos denarios en su buchaca mientras nos apuñala. Los españoles hemos demostrado a lo largo de nuestra abigarrada historia ser quijotes, pero tampoco nos tomen el número cambiado porque rematadamente tontos sólo lo somos en ocasiones.
¡Un poco de coherencia académica muchacha, sis plau!