ABC – 18/08/15
· Arrecian las críticas por la falta de liderazgo de Iglesias y su ambigüedad calculada.
A Pablo Iglesias le queda una única bala política: las elecciones generales de otoño. Antes, las autonómicas catalanas ofrecerán información sobre el delicado estado de salud de Podemos, que concurre en una plataforma con otras fuerzas. De ahí que el secretario general haya encargado a Íñigo Errejón, su mano derecha, que pilote la trascendental campaña del 27-M, aunque sabe que, por su especial naturaleza, no podrá ser extrapolada a la cita nacional. Sin embargo, Iglesias tiene claro que esos movimientos estratégicos no son suficientes para sofocar una corriente de opinión interna muy crítica con él y su equipo, que ha tomado fuerza tras la frágil fotofija que arrojó el último CIS, que denunciaba un importante desgaste en el momento más decisivo de este partido, a solo tres meses de su probable entrada en las Cortes Generales.
Que esta formación haya caído ocho puntos desde enero (23,9%) a este verano (15,7%) en intención de voto ha servido de munición a dirigentes que, como la líder andaluza Teresa Rodríguez, reprocha a su secretario general que «Podemos debería recuperar su primer ADN, con más procesos de participación como los que llevaron a las candidaturas municipales que están gobernando desde el 24 de mayo a través de las plataformas ciudadanas». Los cuadros dirigentes esperaban mucho más de esa encuesta aunque pocos los declaran abiertamente.
Inquietante bajada
El descontento es tal que se señala directamente a Iglesias como responsable de que la «tendencia a la baja sea sostenida ya que en enero lograron colocarse como segunda fuerza, tras el PP, mientras ahora no se atisba ningún signo de recuperación», según apunta un dirigente de Podemos a ABC.
Hay voces que no dudan a la hora de enumerar las causas: los roces internos como los que llevaron a Juan Carlos Monedero, fundador de esta fuerza, a dejar la primera línea tras un escándalo fiscal; la división por las elecciones andaluzas donde solo obtuvieron 15 escaños cuando los pronósticos apuntaban a 20; la pérdida de impacto mediático de Pablo Iglesias, ahora en retirada; y, finalmente, la ausencia de un solvente programa político que represente a todos los simpatizantes le han cortado las alas a un grupo que cosechó de la nada más de un millón de votos en los comicios europeos de 2014.
La clave está en la pérdida de pulso interno como consecuencia «de los vaivenes ideológicos de los últimos meses para sustituir al PSOE en la izquierda», sostiene un miembro del partido. Tanto, que la tímida recuperación –pero repunte al fin– de respaldo al bipartidismo, «ha sido un jarro de agua fría del que todavía no nos hemos recuperado». Sin olvidar, «el absurdo comportamiento de Syriza en Grecia, que ha menoscabado la confianza en los nuevos partidos europeos». En este aspecto, la táctica seguida por los populistas ha sido del todo fallida puesto que el ejemplo griego «se nos ha vuelto en contra y la opinión pública nos los echa en cara», opina un cargo de Podemos.
ABC – 18/08/15