José Alejandro Vara-
- Elsa y Puente, protagonistas del agosto sanchista. Entre el silencio y la vileza
¿Quién eres tú, Elma Saiz? Conjeturan que es miembro ignoto de un Gobierno obsecuente y anónimo, aunque la verdad es que se recita con más soltura la lista de los reyes godos que la de los reprobables ministros de Sánchez. Belén Esteban, en la fiesta de la duquesita de Alba, le llamaba Emma. Como tantos. Los cronistas se lían entre Saiz, Saenz, Sáez. Alta como Zapatero, delgada y fibrosa como todos los que corren, simpática al estilo de Pamplona, licenciada en Derecho, fan de Raphael, 49 años y ministra de tres negociados tan indigestos como Inclusión (vaya usted a saber qué coño es eso…), Seguridad Social (la lenta agonía del cachalote) y Migraciones. Como tiene un máster en fiscalidad, sabe de todo. Y habla poco. De ahí la extrañeza de que en estas jornadas de agosto se haya convertido en la voz única del Gabinete. Cada día, una cita en los medios, como si fuera Pilar Alegría, la Jean Harlow de los Monegros, tan desaparecida en combate como sus compañeros de partida.
Repaso de la agenda. El día 6, entrevista en radio de provincias y reunión con graduados sociales. Sara Aagesen visita a playas de San Fernando. Día 7, RTVE. Dia 8, Antena 3. Diana Morant en RTVE. Día 11, Cadena Ser. Albares en RTVE y videoconferencia con ministros de Exteriores UE. Día 12, reunión migraciones en el ministerio y rueda de prensa.
Faltan cinco mil por colocar
Qué pasa, ¿es la única que sabe hablar? Todos los micrófonos para Elma, con algún refuerzo coyuntural. Podría explicarse esta presencia obsesiva y cotidiana de Elma dado el asunto de los menas, que ha empezado a repartirlos por la península como si fueran paquetes de Amazon. Nueve ha mandado a Gijón, de momento. A País Vasco y Cataluña no puede remitir ni uno, porque allí no admiten negritos, dicen Puigdemont y Bildu, tan demócratas. Faltan mil por colocar, según dispuso el Supremo hace cuatro meses. Para ser tan buena corredora, va muy lentita. Hasta cinco mil aguardan turno en Canarias. A este paso, habrá concluido la faena de colocar a los jovenzuelos africanos allá para el centenario de la república, la fecha tótem del presidente, recluido y oculto estos días en La Mareta.
Hasta que, eso sí, sobrevino el episodio Jumilla, ese golazo de Vox al PP por toda la escuadra y entonces es cuando Elma respira, grita un «¡gora Abascal!» y se lanza por el tobogán de las jaculatorias contra la ultraderecha, ese recurso que todo lo apaña, esa letanía que siempre le salva a la izquierda
Lo habitual en estos casos es que Ángel Víctor Torres se encargara de lidiar con los medios. Su acelerada verborrea imita a un gallinero atolondrado, útil recurso para marear a los periodistas torpones y no incurrir en titulares comprometidos. Además es canario y conoce de sobra el problemón. Pero no. Extrañamente, le colgaron el mochuelo a la inexperta Elma, que no ha dado una con el reparto de menas desde que se sentó en el ministerio. Tenía todas las perder. Pareció que la querían mandar al paredón. Hasta que, eso sí, sobrevino el episodio Jumilla, ese golazo de Vox al PP por toda la escuadra y entonces Elma respira, grita un ‘¡gora Abascal!’ en plan riau, riau, y se lanza por el tobogán de las jaculatorias contra la ultraderecha y hasta saca a desfilar a los nazis, esos recursos que todo lo apañan, esa letanía de la izquierda, su tabla de salvación, su zarrapastroso argumento.
El aleph de la mafia socialista
Está salvando Elma su quincena de ministra guardia sin demasiados agobios. Apenas le han preguntado por su sospechosa participación en la trama Cerdán, el aleph de la mafia socialista, allí arrancó todo. Ella ejercía de consejera de Economía cuando la adjudicación del túnel de Belate, que fue a parar a Servinabar, empresita que el número dos del PSOE tenía a pachas con aquel Antxon que le presentó a Aitor el del tractor del PNV y a Otegi, convicto por terrorismo. Ella nombró al jefe de la mesa de Contrataciones, un venerable señor de 73 años que no podía asumir ese puesto por la edad pero lo hizo. Ella compincheaba con la presidenta Chivite, su amiga, con quien comparte posiblemente dieta, marca de zapatillas y coiffeur. Ella, en fin, ha sorteado el mar de los sargazos estival con una soltura que quizás reciba recompensa en la crisis de Gobierno que planea Sánchez para otoño y la rescate de esta cartera diabólica. Ella es Elsa, lo suficientemente artera y sin escrupulos como para ascender en esta cueva de Alíbabá. ¿Próxima portavoz?
Menos certero ha estado Óscar Puente, protagonista de la infamia de este estío feroz. Mientras bosques y pueblos de León y Zamora ardían por los costados que más duele, las Médulas y la Culebra, el ministro de Transportes llenaba su ocio en Altea acribillando a Mañueco con tuits envilecidos. En respuesta a un mensaje en redes de Feijóo en solidaridad con la España que ardía, el zangolotino de los AVE apuntaba: “¿Te ha contado qué tal el tiempo en Cádiz? En CyL está calentita la cosa”. En ese momento, miles de hectáreas eran puro fuego, centenares de cabezas de ganado morían abrasadas, cientos de vecinos huían despavoridos de sus casas. Y otro, igual de gracioso, “dile a Mañueco que las vacaciones están sobrevaloradas. Que vuelva a CyL que se está quemando de arriba a abajo, a lo mejor te hace caso”. El presidente de Castilla le Vieja pasaba unos días en Cádiz. Y para rematar, y dado que también ardía Tarifa. “Este a Mañueco le pilla más cerca que CyL. Igual le puede echar una mano a Juanma”.
Un tren con 475 pasajeros, niños y ancianos incluidos permanecía varado durante casi cuatro horas en Córdoba a la espera seguramente de que el ministro responsable de la cosa abandonara su vileza en redes y se preocupara siquiera un minuto de su negociado. “El sanchismo es un estercolero ético”, escribió Jaime de Olano
A lo mejor alguien le ve la gracia. Es muy posible que al número 1 le haya entusiasmado. Para eso lo nombró, para escupir bilis y destilar odio. Feijóo le respondió: “Si un ministro de mi Gobierno bromeara con el sufrimiento de un pueblo asediado por las llamas sería cesado de manera inmediata”.
En el PSOE no se estilan estas cosas. Al tiempo que el hotentote colgaba en la red estos tuits ‘desde el Mediterráneo, puro azul’, escribió el muy cursi, un tren con 475 pasajeros, niños y ancianos incluidos permanecía varado durante casi cuatro horas en Córdoba a la espera seguramente de que el ministro responsable de la cosa abandonara su vileza en redes y se preocupara siquiera un minuto de su negociado. “El sanchismo es un estercolero ético”, escribió Jaime de Olano, diputado del PP. La vileza de este Puente, de quien dicen que habla solo, a quien ha denunciado Ábalos por aquello de las Jessicas, a quien algún juzgado se la tiene guardada. se redondeó con un signo indiscutible de cobardía. Borró sus tuits -como el fiscal general- en medio de la tormenta. Demasiado tarde. Ya había culminado con plenitud el guion del día de los miserables.
Nota bene.- Sánchez, ajeno a todo, impasible en la Mareta. Total, las comunidades que arden (CyL, Andalucía, Madrid, Galicia, son del PP. ¿Casualidades?