IGNACIO CAMACHO-ABC
- «Los partidos viven de su capacidad adaptativa. Así que no me extrañaría asistir a una repentina conversión antisanchista»
«Se va a quedar, aunque pierda. Al menos el tiempo suficiente para pilotar la oposición a la investidura de Feijóo y tratar de dirigir su propia sucesión en el partido. Es decir, que habrá lío. Todavía no hemos perdido las elecciones y ya se nota un cierto ambiente conspirativo». El antiguo dirigente socialista, ya jubilado, habla con una sombra de preocupación en el gesto. Se mueve poco, aunque estuvo en la presentación del libro de ‘Zapatero el bueno’ (Virgilio) para encontrarse con compañeros que como él prefieren mirar la situación de lejos. «El optimismo que vende Moncloa es falso; se conforman con superar los cien escaños aunque sea por los pelos. Lo justo para que Sánchez se quede un tiempo y, si le cuadran los números, intente forzar un bloqueo para completar en funciones el semestre europeo. Su legado, como Trump fue el de Obama, será dejar a Vox en el Gobierno. Hemos llegado a un punto en que eso se considera un éxito».
«No, no habrá abstención. Lo impedirá él y además es verdad que la otra vez salimos muy divididos. Lo que habrá será una bronca bastante gorda por la gestión del postsanchismo. Los más beligerantes van a reclamar una gestora al día siguiente del escrutinio, pero no veo una mayoría en ese sentido, ni al secretario general dispuesto a permitirlo. ¿Los barones? Veremos. Se moverán con cautela para no quemarse a la primera. Lo ideal sería encontrar un líder por consenso, sin primarias que acaben en una greña. ¿Nombres? Bueno, Page y Vara siempre están en las quinielas, pero yo no descartaría otros que quizá susciten más aquiescencia. No sé, Mariajesús Montero, como baza sanchista; Barbón, quizá Edu Madina, que sigue en la reserva. Es pronto y en la actual estructura orgánica, por llamarla de alguna manera porque en realidad no hay ninguna, es difícil configurar corrientes internas. Hasta que se cuenten los votos nadie va a asomar la cabeza«.
«Yo ya no voy a la agrupación. Me siento incómodo allí, fuera de sitio, y cuando he ido he acabado preguntándome si soy de los míos. Cuando hables del PSOE olvídate de lo que tú y yo hemos conocido; queda mucha gente mayor, sí, pero el clima es completamente distinto. Lo que te puedo decir es que los afiliados piden que a los actos de campaña vayan sobre todo Montero y Calviño. Y que hay muchos que se han quedado sin cargo público y no van a arrimar el hombro porque aunque no se atrevan a decirlo culpan al presidente de la derrota en autonomías y municipios. En Andalucía ha sido una hecatombe, un ERE masivo. Mira, en este partido, como en todos, supongo, hay una gran capacidad adaptativa. En cada etapa de liderazgo, la militancia se realinea. Mi generación fue guerrista, antiguerrista, tardofelipista, rubalcabista, susanista… así que no me extrañaría que a partir del 24 haya una repentina conversión antisanchista. Es la política, amigo, la política…y la vida».